Ainara, onubense de ocho años, ha recibido la mejor de las noticias. Cinco años después de que le diagnosticasen leucemia, puede decir que la ha superado. No hay rastros ya del cáncer de sangre, pero lo que sí sigue presente en ella es la energía y la entereza con las que ha combatido la enfermedad que padecía desde los 18 meses.  

Con solo año y medio de vida, sus padres detectaron que "algo no iba bien". Sus peores presagios quedaron confirmados. La pequeña Ainara padecía leucemia y, rápidamente, debía comenzar un tratamiento para expulsar a ese invitado insospechado que es el cáncer. "Fue un shock para nosotros, sobre todo, porque éramos padres primerizos", recuerda su madre Eva. 

La pequeña inició sus cuidados en el hospital Juan Ramón Jiménez, pero una neumonía causada por un hongo le obligó a trasladarse al hospital Virgen del Rocío de Sevilla, en cuya unidad de cuidados intensivos permaneció casi 40 días. Sus padres tildan aquel período de "angustioso", toda vez que destacan el "maravilloso" equipo de ambos centros hospitalarios, "profesionales que arroparon en todo momento a Ainara". 

Ainara junto a un peluche en el hospital.

Los primeros años de Ainara transcurrieron entre hospitales. Compaginaba su asistencia a una escuela especializada en el centro hospitalario sevillano con su tratamiento de quimioterapia, que se extendió a lo largo de dos años. A los tres años, Ainara fue escolarizada en el colegio Safa Funcadia de Huelva, del que sus padres ponen en valor las "múltiples facilidades para nuestra hija" pese a que su enfermedad le impedía acudir con frecuencia a las aulas junto a sus compañeros.

Tras la quimioterapia, prosiguieron los cuidados, las revisiones y las analíticas y, cinco años después del diagnóstico de la leucemia, Ainara celebra que se ha curado. "No esperábamos que se recuperase tan pronto", explica su madre a este diario, toda vez que añade que "le faltaba aún una revisión, por lo que aún no pensábamos en que este momento tan deseado iba a llegar". Su entorno familiar está en una "nube" y aseguran que, aun habiendo pasado ya varios días de la noticia, "seguimos sin creérnoslo".

La recuperación de Ainara se traduce en un "regreso a la normalidad, sin revisiones que pasar y sin tratamientos que seguir", aunque sus padres dicen "tener muy presente el camino tan duro que hemos tenido que superar recientemente". En este sentido, su núcleo familiar valora mucho la "rutina" y "la vida normal" porque, según apuntan, "venimos de cinco años de hospitales, con todo el perjuicio emocional que ello supone".

Ainara junto a su madre Eva.

Ahora es tiempo de disfrutar, aprender y jugar. Tanto es así, que Ainara ya tiene planeados viajes a Isla Mágica este Halloween y a Disney Land París. "Le encantan los parque de atracciones y consideramos que es la mejor forma de celebrar su recuperación", explica Eva, al tiempo que subraya "que nunca dejamos de hacer actividades que le gustan porque eso supondría que ella creyese que no podía hacer lo mismo que los demás".

Sus padres no han sido los únicos que han festejado que Ainara expulsó al cáncer de sangre. Sus compañeros de clase y sus profesores le brindaron esta semana un emotivo recibimiento con una sorpresa espectacular. Ainara acudía a su colegio, como cada día, pero se topó con una hilera de aplausos y llamativos carteles por todo su centro educativo. "Para nosotros fue increíble, no pudimos contener la emoción", sostiene su madre. 

El diagnóstico de leucemia no trastocó ni un ápice del carácter de Ainara. Un aura de sonrisa envuelve su empatía, nobleza y positividad ante la vida. Es la "campeona" del colegio Safa Funcadia. Así la han bautizado sus amigos.