José Ignacio Aguaded. Catedrático de la UHU

Aguaded sostiene el valor de formar a una sociedad crítica

  • El docente de la Universidad de Huelva es uno de los mayores investigadores internacionales en el ámbito de la educomunicación que es un concepto impulsado a nivel europeo

José Ignacio Aguaded, fotografiado en la Facultad de Ciencias de la Educación.

José Ignacio Aguaded, fotografiado en la Facultad de Ciencias de la Educación. / Domínguez (Huelva)

–Acaba de llegar de Ecuador.

–Tenemos muchos proyectos vinculados con Ecuador. Es un país que ha desarrollado mucho la investigación y vamos a celebrar en octubre, el quinto congreso internacional AlfaMed, que es una red de investigadores euroamericanos que presidimos desde Huelva, y que pretende formar a las audiencias en competencias mediáticas. A partir de Comunicar, una sociedad andaluza que lleva ya 30 años funcionando, surgió la idea de hacer una asociación internacional que es AlfaMed y ya vamos por el quinto congreso.

Es una propuesta importante para fomentar la investigación. Pienso que el hecho de que desde Huelva dirijamos esta propuesta es algo muy interesante ya que recuperamos los valores latinoamericanos. Cuando vas a estos países ves cómo nos quieren y nos valoran a los españoles cuando hacemos actividades culturales, educativas y de investigación con ellos.

–La revista Comunicar es la más importante en español, en el mundo de la educación y la comunicación y usted de los investigadores españoles más citados por Google Académico.

–Lo importante es que esta revista se haga en Huelva, una universidad pequeña, periférica, que no tiene Facultad de Comunicación pero curiosamente, hemos sido capaces de lanzar desde aquí, la revista más importante en español de comunicación. Desde 2007 ya estaba en los mejores índices del mundo y el liderazgo lo mantiene desde 2015 por lo que es algo consolidado. El truco es contar con un grupo numeroso de gente no solo de Huelva pues tenemos 800 revisores internacionales de 48 países, un consejo científico de 150 personas todas de alto prestigio, editores de diferentes universidades españolas y extranjeras. Ya tenemos además cuatro ediciones: español, inglés, chino y portugués.

–¿Cómo va el grupo de investigación Ágora?

–Hay un equipo humano detrás de Comunicar y detrás del grupo de investigación que yo dirijo. Somos gente que llevamos ya mucho tiempo trabajando y eso permite que los investigadores seamos punto de referencia. Hemos conseguido desde Huelva, proyectar una temática de investigación donde Huelva es referente mundial y aquí viene gente de muchos países que siendo doctores, les atrae mucho el proyecto Comunicar y vienen a esta universidad para compartir con nosotros.

–Usted empezó a investigar en este ámbito hace más de 30 años. ¿Se considera un clarividente?

–Más que yo quien previó todo esto fue Huelva Información porque Comunicar surge de Huelva Información con su suplemento de Educación que llevaba Alfonso González en tiempos de Fernando Merchán. Ellos vieron la posibilidad de conectar la comunicación con la educación, que entonces era el binomio prensa-escuela. Fue en 1984 cuando empezó el suplemento. Todos los que escribíamos allí descubrimos la posibilidad de hacer actividades formativas con los colegios.

A partir de ahí también comenzaron los congresos que en principio eran provinciales hasta llegar a europeos. Además se vio la opción de publicar libros y una revista hasta que llegamos al día de hoy en que tiene una proyección internacional. Ya han pasado más de tres décadas y cada vez más los medios tienen una fuerte presencia social y es cada vez más necesario que los ciudadanos estén preparados para afrontar de una forma plural y crítica, los medios de comunicación.

–Y combatir las fake news.

–Con ellas se ha demostrado la ignorancia y la incompetencia que la gente tiene para afrontar una noticia falsa. Lo que hacemos es desarrollar estrategias para las escuelas, para los maestros, para las familias, para los niños e incluso para los propios comunicadores que a veces presentan poca competencia profesional en este ámbito, según demuestran los estudios.

–En estas tres décadas ha habido un cambio genuinamente histórico en la comunicación.

–El cambio radical fue con internet. A partir del año 2000 hay una revolución. Hoy en día el smartphone es el elemento de referencia de cualquier persona. Ha cambiado, la prensa, el concepto de televisión. Los medios de ahora nada tienen que ver con lo que había hacer tres décadas. Es verdad que nosotros descubrimos algo que se mantiene intacto: si existen los medios, ¿por qué no educamos a la gente en su consumo? Es el mismo planteamiento que hace tres décadas. Los medios hoy en día están en la calle, la publicidad es invasiva, son omnipotentes y omnipresentes.

–¿Y qué se puede hacer?

–No podemos permitir analfabetos audiovisuales. Lo que tenemos que hacer es que desde todas las instancias educativas, no solo la escuela, también la familia, la sociedad civil e incluso desde la vida política hay que desarrollar estrategias que formen a las personas a leer un periódico, a consumir los videojuegos... Todos esos nuevos medios que se han incorporado en nuestra vida de una forma omnipresente. Hace años interesaba el conocimiento de la prensa que era el medio estrella o el de la televisión pero incluso ésta ha cambiado muchísimo ya que Netflix ha revolucionado el concepto de su uso, pero aun así la estrategia sigue siendo la misma: no puede estar una ciudadanía en una sociedad democrática sin un consumo crítico de los medios.

–También tienen un máster que es referente nacional.

–Es un máster muy vocacional. Es el único que existe en todo el país en este ámbito de carácter oficial, y combina perfectamente los campos de la educación y la comunicación que es lo que nosotros llamamos educomunicación. Es un área que la Unesco ya ha reconocido y la Comisión Europea considera como un campo nuevo de conocimiento que tiene que ser abordado en las escuelas porque es la única manera de formar a una ciudadanía responsable. Hemos tenido alumnos de 20 países distintos en estos 10 años que llevamos. Los dos rectores de la UHUy la UNIA consideran que este es un máster estrella en las dos entidades porque ha conseguido lo que pocos másteres hacen: atraer a un público motivado de muchos países.

–¿En la educación se deben inculcar valores?

–Ese es un debate estéril. La educación siempre conlleva valores, incluso la propia forma que cada profesor tiene de enseñar ya imprime algunos. Cualquier cosa que hacemos te educa o te maleduca pero al final tiene un componente de generación de comportamientos y actitudes . Pienso que en la escuela hay enseñanza y hay educación porque son dos factores que no se pueden separar. La escuela tiene que enseñar valores, pero valores consensuados. De alguna forma los políticos se tienen que poner de acuerdo como ha ocurrido en muchos países avanzados, para hacer leyes que permitan consensos y sacar a la escuela del debate político estéril y dicotómico, porque eso no beneficia y crea polémica donde realmente no existe.

La escuela debe ser un foco de valores positivos con consenso con las familias. El problema viene cuando los niños reciben unos valores en la escuela y otros con sus familias. Insisto en que es importante que la escuela enseñe valores consensuados, democráticos, que trasciendan las ideologías y que formen a una ciudadanía democrática, implicativa, plural y crítica que es realmente lo que nos lleva a una sociedad avanzada.

–Parece sin embargo, que el uso de las nuevas tecnologías es menos polémico en el campo de la docencia que en el de la comunicación.

–Las tecnologías han revolucionado a nuestra sociedad en lo bueno y en lo malo y se puede ser tecnófobo y tecnófilo. Esas actitudes dicotómicas no benefician. Hay que ir a una postura tecnocrítica, es decir, entender que las tecnologías nos han transformado pero hay que hacer un uso responsable y para ello hay que tener competencias. La escuela no puede limitarse al código clásico de enseñar a leer y escribir porque ese código está superado. No puede quedarse ahí porque la lectura y escritura también es ahora audiovisual y hay que enseñar a la gente a producir mensajes audiovisuales e hiperactivos pues esa es la forma de comunicación de los chavales. Una escuela que mira al futuro debería también enseñar cómo se produce un videojuego y cuáles son sus técnicas de captación de audiencias porque en esas interacciones es donde hoy se mueven.

–¿La escuela se está quedando anticuada?

–Desgraciadamente tenemos una escuela que mira más al pasado que a lo que realmente necesitan hoy las nuevas generaciones que nada tienen que ver con las de hace tres décadas. La escuela está anclada en un pasado que ya no existe. Hace tres décadas el modelo enciclopédico era el usual y eso hoy ya no vale . A la gente la tienes que enseñar a pensar y a criticar porque la información ya la encuentran en la web. Incluso ya se habla de la clase invertida en la que los niños acceden a los conocimientos en casa y en las escuelas se critican. Debe convertirse en un foro de reflexión porque justamente eso es lo que falta: enjuiciar y valorar los conocimientos.

–Vivimos en una sociedad saturada de información, ¿no?

–La contaminación informativa provoca intoxicación que es saturación informativa . Tan malo es tener poca como mucha. Ante eso, la competencia mediática es una estrategia que permite dosificar el consumo. La cantidad no es lo importante sino cómo la interpretas y la filtras. La gente debe ser capaz de autoconsumir de forma inteligente. Mejor que el hecho de que los padres controlen los contenidos que ven sus hijos, que eso tiene un desarrollo corto, es mejor desarrollar estrategias autónomas en las personas para que sepan dosificar los tiempos de consumo. La intoxicación es uno de los grandes problemas y de ahí vienen las fake news. Precisamente en Comunicar trabajamos cómo desarrollar esas habilidades para la comunicación.

–Las tecnologías han revolucionado hasta el propio concepto del periodismo.

–Efectivamente. Por ejemplo el concepto de diario que acumulaba noticias para el día siguiente, Los propios diarios tienen que estar actualizándose ante la estrategia de que hasta un tweet de cualquier ciudadano que no sepa comunicación sea el que produzca el efecto informativo en la sociedad. Hoy en día el móvil es el medio de comunicación. Hasta hay muchos programas educativos que van a través del móvil.

–¿Cómo será la comunicación o la enseñanza dentro de 50 años?

–Es difícil ser adivino con lo que está cambiando la sociedad. La tendencia es que cada vez iremos más al internet de las cosas y ya estará en el aire sin necesidad de conectarse. Llevaremos ropa inteligente y un chip que nos proporcionará una cibervida donde la componente humana y cibernética estarán muy mezcladas. La sociedad va a avanzar hacia el automatismo y eso tiene sus grandes ventajas pero también desventajas. Hay una gran preocupación con la ciberseguridad. Cualquier ataque afecta a los bancos, a las empresa. Todo está expuesto incluso nuestros datos personales y la intimidad desaparecen. Habrá que volver a considerar muchas cosas como el propio modelo de educación. La escuela deberá servir para eso, para comunicar competencias transversales.

–¿Su gran labor investigadora hubiera sido más sencilla en Madrid o Barcelona?

–Internet nos ha permitido que cualquier punto periférico como es Huelva esté ahí y esto es un mensaje de esperanza para la UHU. Huelva debe tener sus puntos de agarre para intentar singularizarse. Una universidad es potente cuando es capaz de encontrar sus puntos de investigación, potenciarlos y lanzarlos al mundo. Huelva puede jugar un gran protagonismo. En mis viajes por América veo el gran cariño que se le tiene a España y seguimos dando las espaldas a un continente que está en desarrollo. Huelva debería volcarse mucho más con América porque necesita de referentes europeos porque no quieren los norteamericanos. No somos capaces de descubrir las potencialidades que tenemos allí.

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