Huelva de ayer a hoy

De las Adoratrices a los cabezos de El Conquero

  • Hasta principios del siglo XX a los cabezos del Conquero se accedía por esta cuesta, más liviana que la que arranca hoy en la rotonda de Juan Ramón Jiménez

Las Adoratrices desde El Conuqero, en una foto de los años cuarentas del siglo pasado.

Las Adoratrices desde El Conuqero, en una foto de los años cuarentas del siglo pasado. / Roisin · Ayuntamiento de Huelva

La calle Marchena en la actualidad y al fondo la barriada de las Adoratrices. La calle Marchena en la actualidad y al fondo la barriada de las Adoratrices.

La calle Marchena en la actualidad y al fondo la barriada de las Adoratrices. / E. J. S.

Es otro de los caminos históricos que conducen hacia El Conquero, se puede decir que era el primero, pues el de la avenida de Manuel Siurot que arranca en la rotonda de Juan Ramón Jiménez se abrió a principios del siglo XX ante las malas condiciones que suponía el había hasta entonces y que venía a subir por la que es hoy está rotulada como calle Marchena Colombo.

La fotografía de Roisin de los años cuarenta del siglo pasado está tomada desde la zona alta, que lleva a la encrucijada actual de calles en cuyo centro está el busto del pintor Pedro Gómez.

Como se aprecia toda la carretera es de tierra y a los márgenes se puede observar, en la zona de la izquierda, un espacio de huertos con su molinillo Aermotor, de fabricación americana y que se popularizó en Huelva, en especial en la playa de Punta Umbría, en la época de los ingleses. Es la zona célebre de La Morana, donde se levantó el edificio de atención a los enfermos mentales, era lo que antes atendía a todos los enfermos de la provincia de Huelva, hoy desaparecido como todas las casas que aquí vemos.

Las casitas con techo a dos aguas de lo que serían las viviendas de la Diputación, más abajo las de don Moisés, como me indica Camilo Gómez que se le conocía. Al fondo, de donde partía el mismo camino de tierra, se puede ver unas pequeñas casas de la fábrica de Lejía Tres Siete, famosas en su tiempo y que comenzó a fabricarse aquí. Hacia la derecha se pueden apreciar unas palmeras en el interior del recinto del cementerio de San Sebastián del que se aprecian las tapias.

El alto edificio de tres plantas es el colegio y convento de las Madres Adoratrices que se levantó a iniciativa de las obras sociales que venía realizando el párroco de la Concepción, Pedro Román Clavero, en 1925. Era su gran obra, en la que invirtió no solo sus esfuerzos sino sus bienes económicos personales.

Lamentablemente esta es el único de los proyectos que puso en marcha que hoy no siguen en nuestra ciudad, pese al mimo y celo que puso el benemérito sacerdote. Continúan las Hermanas de al Cruz, el Santo Ángel, la parroquia del Corazón de Jesús, la Milagrosa, las Hijas de San Vicente con su colegio...Al fondo se ve la zona de Isla Chica y Viaplana, el río Tinto y el horizonte en los pueblos de Palos de la Frontera y Moguer.

Hoy es una zona colmatada de nuevos edificios, solo se conserva el trazado de la calle.

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