Con el paso de los días vamos conociendo más detalles de la vida de Jessica Bueno. La modelo, que tiene un hijo en común con Kiko Rivera, llevaba unos años alejada de la televisión. Durante todo este tiempo se había casado con el exfutbolista Jota Peleteiro, del que se divorció hace justamente un año y con el que tiene dos hijos. Su ingreso en la casa de Guadalix de Sierra ha resultado como una de vía de escape, además de situarla de nuevo bajo el foco.
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La modelo sevillana lleva ya más de un mes de convivencia, por lo que es normal que se entablen amistades, se cuenten confidencias y se conozcan aspectos de su vida privada desconocidos para el público. La concursante de GH VIP 8 ha confesado que padece un trastorno hereditario que dificulta su vida. Es un problema de salud que ha terminado normalizando, pese a carecer de uno de los cinco sentidos.
Esta enfermedad, que se denomina anosmia, es un trastorno otorrinolaringológico que se materializa en la pérdida total del olfato. En su caso, no es una secuela del Covid, como si le ha ocurrido a muchas personas, sino que es un trastorno hereditario, ya que su madre también lo sufre.
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Por ello, Jessica Bueno ha contado que su madre es el principal apoyo que tiene para superar la carencia de olfato. Su progenitora lleva muchos años con este problema de salud y se ha convertido en su mejor consejera. Ella misma ha revelado que fue su madre la que le enseñó a cocinar. “Yo empecé a cocinar hace 10 años porque tenía que cocinar para mi hijo”, en referencia a Fran, el hijo que tiene en común con Kiko Rivera.
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Si algo bueno tiene la anosmia es que Jessica ha potenciado otro de sus sentidos, el gusto. “Llamaba a mi madre para las recetas e iba probando las comidas. Ahora sé lo que falta en los platos por el paladar”, ha aclarado.
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