Festival de Cine Iberoamericano de Huelva

Manuel Blanco: “La obra rompe con los prejuicios que rodean a la Bahía de Cádiz”

  • ‘Al sur del sur’ es un proyecto de dos años de un grupo de profesores que documenta la conexión entre el espacio y las personas que residen en él

Fotograma de ‘Al sur del sur’ que refleja la vida en la Bahía de Cádiz.

Fotograma de ‘Al sur del sur’ que refleja la vida en la Bahía de Cádiz. / M.G. (Huelva)

Como si de un personaje más se tratase, la Bahía de Cádiz toma vida en forma de documental de la mano de Manuel Blanco. El desempleo, el narcotráfico o la precariedad sacuden uno de los espacios más bellos de la geografía andaluza que quiere que su dignidad deje de ser maltratada con los prejuicios que diariamente afloran. Con el objetivo de ofrecer una mirada más limpia de este espacio y de sus pobladores, Manuel Blanco dirigió Al sur del sur, su ópera prima.

El proyecto de un grupo de profesores desembarca en el Festival de Cine Iberoamericano con la particularidad de ser la cinta más barata de todas las seleccionadas. Tan solo 30 euros de chicharrones le hicieron falta a Blanco para convencer a su equipo, si bien es cierto que prometió que “sería la primera y la última película sin dinero en el presupuesto”.

Con un presupuesto escaso, el desafío se antojaba emocionante para Manuel Blanco y sus compañeros que no iban a desistir de su idea después de ver cómo las subvenciones no llegaban.

La excusa con la que el proyecto comenzó a germinar se trasladaba a un estero, un tipo de piscifactoría natural, cuya existencia data de antes de la llegada de los romanos a la Península. La producción de esta obra le valió a sus creadores para toparse con personas de edades muy dispares que representaban el este del sur, “sobre todo, jóvenes, mujeres y jubilados”.

El segundo desafío de Manuel Blanco, después del que se le presupone a la producción de un documental sin dinero, era la narración sosegada de la vida en la Bahía. En relación al sentido narrativo, la cinta reproduce el espacio fielmente con numerosas pausas, pues “nos alejamos de escenas de acción y músicas trepidantes”.

Otra de las dificultades que salpicaba el rodaje del título era la ocupación laboral de los miembros del equipo, pues , según recuerda Blanco, “todos tenemos nuestros oficios, por lo que compaginar nuestros tiempos libres era muy complicado”. De hecho, la Bahía de Cádiz podía pasar meses sin recibir la visita del equipo de Al sur del sur.

El proyecto, que tal y como asegura Manuel Blanco, “no puede ser considerado profesional por el patrón que siguió el rodaje”, se traduce en un metraje calmado con personajes muy poliédricos que representan a la población de este espacio. En este sentido, el documental disipa las dudas acerca del valor humano que entrañan las personas que residen en la Bahía. Precisamente, este lugar se presenta desde una visión demiúrgica gracias a la fotografía de un espacio que fue rodado durante muchas horas en silencio, exento de entrevistas y conversaciones entre pobladores.

La obra vio la luz en el pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla y, aunque Manuel reconoce “ser muy crítico” consigo mismo, se muestra muy “satisfecho” con el desafío narrativo en el que se embarcó. Esta visión positiva reside en el contexto que rodeó el rodaje. Sin embargo, “ya es tiempo de pensar en términos industriales”, resume el director sevillano.

Ese pensamiento se dilucida en Tarde de domingo, una ficción que pone el foco en una historia local que “tiene mucho que ver con la provincias occidentales de Andalucía”. En la cinta, ambientada en tres arcos temporales que comprenden los años 50, la Transición y la actualidad, una persona reflexiona sobre aquellas acciones realizadas en su vida y sobre cuáles le quedan por hacer. En base a ello, el cineasta sevillano explica que algo que nos queda por hacer puede ser “un simple café con una determinada persona”.

Manuel Blanco compagina esta labor cinematográfica con su puesto de trabajo como profesor de Comunicación y Ciencias Sociales de la Universidad de Cádiz. Precisamente, la fuente de inspiración fueron sus alumnos porque “a los profesores se nos llena la boca al decir a los estudiantes que pueden realizar cualquier proyecto”. Sin embargo, al notar que “no se predicaba con el ejemplo”, este equipo se hacía un chantaje psicológico para cristalizar “algo que desde la tarima defendemos que es fácil, sostiene Manuel.

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