Asteroide B612 ha recibido el Premio del Público de la Sección de Cortometrajes Onubenses. Este galardón lo ha entregado la Fundación Atlantic Copper, patrocinador de este ciclo, que, por primera vez, ha otorgado 600 euros al ganador. Reconocimientos como este evidencian la plataforma que genera el Festival de Cine Iberoamericano para destacar el talento audiovisual local. 

En la entrega del premio han estado presentes el director del Festival de Huelva, Manuel H. Martín, el teniente de alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Huelva, Daniel Mantero, y el director general de la Fundación Atlantic Copper, Antonio de la Vega, encargado de entregar este reconocimiento a Lúa Martín, directora del corto ganador.

Martín, directora novel que ha colaborado en otros proyectos como actriz y ayudante de dirección, se ha mostrado muy agradecida por este reconocimiento y ha felicitado al Festival de Huelva por prestar esta importante plataforma de difusión a los directores onubenses.

En el acto, Antonio de la Vega ha felicitado a la responsable de Asteroide B612 y ha remarcado la apuesta de la Fundación Atlantic Copper por el festival onubense, un apoyo que la institución viene renovando cada edición bajo el convencimiento de que el Iberoamericano es “uno de los emblemas” de la cultura onubense, más aún con esta sección en la que “se hace visible el talento de los cineastas onubenses”.

Por su parte, Manuel H. Martín ha resaltado la importancia de esta sección y ha felicitado a la ganadora. Del mismo modo, el director del Festival ha reiterado su agradecimiento a la Fundación Atlantic Copper por su consolidada apuesta por la cultura onubense, representada en el Festival y en los talentos emergentes.

Protagonizado por Miguel Rellán, la propia Lúa Martín y Víctor Lockefeer, este corto cuenta la historia de Marina, una madre soltera que vive con su hijo, Guille, en un ambiente amoroso y lleno de magia, -gracias a su afición por contarle cuentos-, pero sin más relaciones familiares. Un golpe del destino hace que deba ponerse en contacto con Gonzalo, su padre, por el bien del propio Guille. Gonzalo, a través de su nieto, aprenderá a ser el padre que nunca fue para Marina, quien tendrá un final trágico y, paradójicamente, feliz.