Ana Langeheldt: "Aquí se mezclan lo rancio y lo moderno"
Ana Langeheldt es una artista plástica multidisciplinar referente en el arte urbano de Andalucía y España desde el año 2001, donde se da a conocer como Lahe178 , nombre que adopta dentro de este sector, siendo una abreviatura de su apellido de origen alemán. ha participado en numerosos proyectos y exhibiciones tanto individuales como colectivos dentro y fuera de nuestro país como Montana Gallery Barcelona, SC Gallery Bilbao, Meeting of Styles France, VOID PROJECTS Miami, Caixa Forum Sevilla, B-Murals Barcelona, Rexenerafest La Coruña, y un largo etc.

-De la fachada de un bloque a las etiquetas de un botellín. Se adapta a cualquier formato.
-También hago ilustración, toco demasiados palos.
-Ha retratado a tres iconos de la cultura reciente de Andalucía para las etiqutas de los botellines de Cruzcampo.
- Una responsabilidad, la verdad, porque los tres para mí son tres personajes importantes. Qué decir de Camarón, de Martirio o de Chiquito de la Calzada. ¿Quién no dice jarr?. Yo misma hay veces que digo algunas de las palabras que decía Chiquito.
-Una de las artistas que ha pintado es Martirio. Ha dicho que le gustaría ser a la pintura, lo que ella a la música. ¿Qué ha querido decir con esa frase?
-Me gustaría sacar un poco fuera esos estereotipos que hay en Andalucía. Es lo que vivo. Se mezclan lo rancio y lo moderno. Hemos demostrado muchas veces que se puede hacer. Me gusta mucho el flamenco, la Semana Santa y las tradiciones porque me ensañaron a mirar, pero también me gusta mucho el hip hop. Y me gusta también mucho el manga de Japón. Entonces, ¿por qué no se puede mezclar?. Los orientales, por ejemplo, hacen eso muy bien. Hemos pasado de una época en que todo estaba muy mezclado, donde todo era fusión a otra en la que todo tiene que estar bajo una etiqueta. Parece que tienes que situarte. Rollo, ¿tú qué eres del Sevilla o del Betis? Bueno, pues de los dos. Pues igual, Martirio es flamenca, pero te mete ahí un jazz y lo hace perfecto. Lo borda.
-¿Qué hay de usted en cada personaje? ¿En cada dibujo que hace?
-Sobre todo es el cariño con el que lo hago, y el respeto. Dibujar a Martirio fue más fácil porque ella misma facilitó la fotografía, pero con Camarón y Chiquito fue más una representación un poco idealizada.
-Su obra tiene como sello el color y las miradas de las personas.
-Tengo obsesión con los ojos.Cuando estoy haciendo un retrato, soy capaz de tapar los ojos 20 veces, porqueno encuentro la mirada, no le brillan los ojos como si estuviera vivo, no tiene la expresión que quiero. Y en esto, por ejemplo, era una cosa que me preocupaba, sobre todo con Camarón. Como tenía que hacer un poco un Frankenstein, como quien dice, de coger aquí y de allí, cuando lo acabé, dije:está aquí. Con esa ternura que tenía, además,su mirada. . Con el color soy muy pesada. Por ejemplo, en el cartel que hice para el Festival de cine de Sevilla utillicé mucho los reflejos morados porque cuando tú miras a alguien y está viendo una pantalla, normalmente el reflejo que le da es frío y se ven las caras como azules y moradas.
-¿Qué pared le gustaría pintar?
-En mi barrio hay dos paredes que estoy deseando. Una está en la calle López de Gomara. Pintaría a Lole y Manuel. Me han acompañado muchas horas pintando.
-Mientras pinta o crea, ¿qué música oye?
-Flamenco. Muchísimo y también jazz, soul o Reock and roll. Me gusta todo.
-¿Es consciente de que hay muchas personas que se han hecho las fotos con la abuela de la Cruzcampo que pintó en una fachada de la calle Sol de Sevilla?
-Eso me agobia. Porque yo me agobio rápido. El resultado de mi trabajo es público, pero el proceso de creación es muy aislado porque estoy en mi casa con el lienzo o en la pared, mirando todo el rato la fachada. Me pasó con el mural de la abuela, cuando empezó a viralizarse se fue de las manos y había fotos por todos ladas. Es una pintura que hice sin ninguna intención ni fijación pero quedó miuy entrañable, Surgió porque mi abuela siempre tenía un litro de cerveza en el frigorífico. Ella era muy cervecera. Mi abuela murió y tenía en la nevera una latita de melva y una latita de cruzcampo.Nos la tomamos mi hermano y yo como homenaje. Me acuerdo mucho de ella todos los días.
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