Margarita Calero Santiago | Arquitecta

“En Andalucía se pueden hacer ciudades con más verde, agua y sombra”

Margarita Calero en su estudio de arquitectura de Nueva York.

Margarita Calero en su estudio de arquitectura de Nueva York. / Estudio Margarita Calero

Margarita Calero Santiago (Sevilla, 1982), arquitecta, profesora en Nueva York y fotógrafa, se divertía de niña dibujándolo todo con un lápiz en la mano que aún no ha soltado y sigue manteniendo hoy ese entusiasmo. En la Universidad Sevilla hizo la carrera, el Máster en Arquitectura y patrimonio, cursa el Doctorado e integra un grupo de investigación. Tiene sangre sevillana, de su padre, arquitecto, y puertorriqueña de su madre, bióloga. Viaja por el mundo sin olvidar su arraigo a la cultura andaluza, de la que valora su “dulzura por lo familiar, amistosa y relajada para competir”, aunque lamenta que no experimente cosas nuevas.

Mis compañeros chinos y americanos me dicen: “he ido a Sevilla, qué bonita es pero qué calor he pasado”

–Ha sido una de las tres diseñadoras principales del museo de Astronomía más grande del mundo, inaugurado en Shanghai, pero en su formación como arquitecta ya despuntaba por sus diseños.

–La verdad es que fue clave en mi formación el Máster en Arquitectura Avanzada que pude hacer en la Universidad de Columbia en Nueva York gracias a las becas Talentia de la Junta de Andalucía. Allí recibí el premio a la excelencia en diseño de manos de uno de los arquitectos americanos más famosos: Steven Holl. Este reconocimiento me dio mucha seguridad en mi desarrollo profesional.

"Rehabilitar edificios históricos es muy necesario para la ciudad pero hay que atender también a las necesidades del que vive en la ciudad, que se puede mejorar con la arquitectura y el urbanismo"

–¿Cómo fue el proceso para diseñar ese edificio? ¿tuvieron que bucear a fondo en la cultura china?

–Nos encargaron hacer algo muy impactante y potente que no hubiéramos visto antes. Lo primero era saber cómo se quería posicionar China con ese museo en el país y a nivel mundial. Luego entender el contexto de Shanghai, que ha invertido mucho en los últimos años en arquitectura para colocarse en los puestos más altos. La cultura china quiere estar en la vanguardia de todo, también en arquitectura. Su admiración a Occidente (EEUU, Europa) es grande, demasiado quizás, hasta el punto de que a veces pierden su propia cultura. En los últimos cinco o seis años China ha empezado a valorar más profundamente su propia cultura. También teníamos que contar la contribución de China a la Astronomía sin olvidar las aportaciones internacionales. Hicimos muchísima investigación. Para mí, lo bonito y divertido de la arquitectura es esa parte social y cultural, de aportar y mejorar un territorio.

"Sevilla, por ejemplo, hace intervenciones patrimoniales muy bonitas y se ha convertido en un referente a la hora de preservar, pero observo que en urbanismo está haciendo intervenciones que no consideran las condiciones del lugar"

–No era nada fácil construir las esferas flotantes sobre el edificio...

–Hemos tenido que presionar bastante para construirlo todo porque muchos consultores chinos no querían hacerlo. Los chinos quieren construir muy rápido, terminar cuanto antes y sin demasiados problemas. Hemos contado con un equipo muy amplio, de unas 20 a 25 personas de multitud de nacionalidades. 

Margarita Calero. Margarita Calero.

Margarita Calero. / Estudio Margarita Calero

–Su lema “no dejar de explorar” le ha llevado a trabajar en varios países...

–Ha realizado proyectos arquitectónicos en EEUU, China, Sudáfrica y Taiwán, entre otros, y he trabajado en España, Bélgica y EEUU sobre todo. En Bélgica aprendí mucho de la sostenibilidad del país, que intenta preservar el pequeño territorio que tiene incentivando con menos impuestos la promoción de construcciones en edificios e infraestructuras existentes para que estos se renueven, en lugar de consumir suelo virgen.

"Desde luego, hacer una ciudad con más sombra, agua y verde en urbanismo contribuye a mejorar un territorio, atrae más turismo"

–Se echa de menos en las ciudades una mayor presencia de arquitectos que contribuyan a hacer ciudades más amables, más vivibles con más verde, más agua y más sombra. Por ejemplo en Sevilla y en Andalucía...

–Estoy completamente de acuerdo. En Sevilla y en Andalucía se nota mucho. Sevilla, por ejemplo, hace intervenciones patrimoniales muy bonitas y se ha convertido en un referente a la hora de preservar, pero observo que en urbanismo está haciendo intervenciones que no consideran las condiciones del lugar. Para mí hacer un buen proyecto es saber qué necesita esa ciudad en la que se interviene y qué le falta para mejorarla. Por ejemplo, en Sevilla y Andalucía se pueden hacer intervenciones en la ciudad con verde, sombra y agua que cambien esa sensación de calor en verano y mejoren el clima tan fuerte que tenemos.

A veces se quieren hacer proyectos más internacionales y te encuentras con la Plaza de la Magdalena toda con granito, muy árida y muy pocos árboles y eso provoca una temperatura todavía mayor. No puede ser que en una ciudad tan preciosa como Sevilla no se puede estar en verano porque hace un calor increíble. Podemos mejorar el bienestar en la ciudad para bajar la temperatura en verano. El Ayuntamiento puede preguntarle a los ciudadanos qué necesitan mejorar de la ciudad y buscar cómo hacerlo con un equipo multidisciplinar que incluya arquitectos. 

–Hacer una ciudad con más sombra, agua y verde beneficiaría al turismo

–Desde luego, esa forma de hacer urbanismo, que contribuye a mejorar un territorio, atrae más turismo.  Hacer zonas peatonales puede estar bien, pero nadie querrá estar en ellas si son zonas áridas sin una pequeña sombra. Los cambios que se proyecten deben ser orgánicos y que resuelvan problemas de cara al presente y al futuro.

A veces estar ligados a la historia no nos deja ver el futuro. Rehabilitar edificios históricos es muy necesario para la ciudad pero hay que atender también a las necesidades del que vive en la ciudad, de la experiencia urbana, que se puede mejorar con la arquitectura y el urbanismo. Mis compañeros chinos y americanos me dicen: “he ido a Sevilla, qué bonita es pero qué calor he pasado”.

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