–En días con una actividad que estará siendo frenética, imagino que ya estará deseando que llegue el 22 de diciembre…

–La verdad es que sí porque es la culminación a un año de trabajo y el día en que muchas personas comparten momentos de felicidad. El 22 de diciembre se celebra algo más que el Sorteo de Navidad, se celebra una tradición que nos une como sociedad. Todos, en mayor o menor medida, tenemos puesta la radio o la televisión de fondo, y la cantinela de las niñas y niños es la banda sonora de esa mañana. Compartir ilusiones, como sociedad, y con un consumo responsable, es algo también necesario.

– ¿Disfruta más de toda la liturgia de la preparación del Sorteo o del propio 22 de diciembre?

–He de confesarle que disfruto como el primer día de cada momento que rodea al Sorteo. Me gustaría que cada persona que nos está leyendo pudiera ver el cariño y mimo con el que se preparan todos los detalles del Sorteo. Desde la elección de la imagen que ilustra el décimo, que comienza a principios de año, hasta la enorme seguridad que tiene cada elemento del Sorteo: se revisan una a una las bolas varias veces y se cambian las que no sean legibles; se realiza el mantenimiento de los bombos; se revisan las liras, los paraguas, las tablas... todo tiene que estar perfecto. Y toda esa liturgia se manifiesta en la ilusión y el compromiso de cada persona que forma parte de la familia de Loterías.

–Hablando del diseño del décimo, este año trae una novedad: incluye el logo de la presidencia española del Consejo de la UE.

–Este año hemos incluido, como reconocimiento a ese hito, el logo de la presidencia española del Consejo de la UE. Se da la casualidad de que la venta del Sorteo coincide prácticamente en el tiempo con el de la presidencia (de julio a diciembre), por lo que era una buena forma de difundir este acontecimiento de relevancia para nuestro país. El décimo de este año ha traspasado fronteras y son muchos los colegas de otras loterías europeas que nos felicitan.

–Este año se ha apostado por darle un giro más urbano y centrado en Madrid al anuncio de la Lotería. ¿Por qué este cambio?

–En realidad, cambian los escenarios, pero en el anuncio los valores siguen siendo los protagonistas. Este año hemos utilizado una historia que es universal, que podría suceder en cualquier ciudad de España, aunque esté rodada en Madrid. Porque muchos hemos tenido alguna vez esa sensación de que el ajetreo de las fiestas y el querer llegar a todo nos supera. Sin embargo, si nos paramos a reflexionar vemos que lo verdaderamente importante son las personas que nos rodean. De ahí que en la campaña de este año hablemos de que “no hay mayor suerte que la de tenernos”.

–¿Cómo llega Loterías con esta campaña para intentar introducir valores como la familia o la necesidad de las relaciones personales?

–Loterías tiene que aportar su granito de arena para construir una sociedad más justa e igualitaria. El Sorteo de Navidad es un ejemplo de cohesión que lleva más de dos siglos entre nosotros. Sus valores proceden de la propia sociedad: cuando hablamos de generosidad o de solidaridad, o de compartir, no hablamos solo de la Lotería de Navidad, hablamos de cómo se comporta la ciudadanía, porque la inmensa mayoría comparte esos valores. En cualquier caso, en nuestra campañas tenemos una estrategia muy centrada en los valores de las relaciones personales.

–¿Cómo consigue Loterías que el Sorteo de Navidad siga siendo una tradición a pesar del paso de los años?

–Cuidando hasta el más mínimo detalle y potenciando una tradición que forma parte de nuestra cultura. Como he dicho en otras ocasiones el Sorteo de Navidad forma parte de nuestras raíces sociales. El otro día me decían: es que cuando oigo la cantinela de las niñas y niños de San Ildefonso siento que ya estamos en Navidad. Y, es cierto, la Navidad arranca oficiosamente con el Sorteo de Navidad.

–Una parte muy importante de Loterías como empresa pública es la responsabilidad social que tiene. ¿En qué proyectos ha trabajado en este 2023?

–Loterías sigue la misma senda que se marcó desde su fundación: aportar un beneficio para los ciudadanos y ayudar a los más vulnerables. En los últimos cinco años hemos destinado 108 millones de euros, a través de las organizaciones sociales con las que colaboramos, y hemos ayudado a más de 5 millones de personas. Hablamos de desarrollar programas para que nuestros mayores se sientan menos solos, de proporcionar tabletas durante la pandemia para que niños sin recursos pudieran recibir su educación, de ayudarles a una alimentación equilibrada, de financiar pisos para que personas con cáncer y sus familias puedan tener un hogar mientras reciben tratamiento en otra provincia, de ayudar con el sustento diario y programas de reinserción laboral a personas en coyunturas de necesidad.