El Rocío

La tradición en su plenitud

  • La jornada se vive con alegría tras la presentación de las hermandades en el santuario del Rocío

  • La brisa marismeña alivia las altas temperaturas y da paso a un día de cantes, bailes y convivencia rociera

Día de revuelos y nervios. De preparativos y prisas, de organización de las hermandades porque toca presentarse ante Ella, rendirle pleitesía a la Reina de las Marismas. El sábado de Rocío está marcado por las presentaciones de las hermandades en la ermita de la Virgen, otro de los momentos emotivos y esperados por todos los rocieros.

El peregrinar de los romeros se traslada de los caminos al interior del Rocío y la escena habitual es la de largas comitivas de romeros a pie, caballos y carruajes en dirección a la ermita esperando su turno de dedicarle los vivas a la Virgen y presentar sus respetos a la hermandad filial. Mientras tanto, las casas hermandad resienten esta marcha de hermanos y se quedan más tranquilas, pero la coyuntura dura sólo algunas horas, las que tardan los hermanos en volver de las presentaciones para disponerse a disfrutar de otro día de vivencias rocieras con la fiesta ya rebosante de gentío, bailes, cantes, risas y jaleo, tanto en las casas hermandad como en el resto de reuniones que durante estos días se juntan formando comunidad.

En la Hermandad de Rociana Juan Cortada, antiguo miembro de la junta gestora, es de los que se queda, "la fuerza ya me falla para seguir el ritmo de la carreta, pero la he acompañado durante muchos años", recuerda orgulloso junto a su esposa, Amparo Ortega, ambos ataviados con sus correspondientes trajes de flamenco y flamenca y una luz especial en la cara por poder vivir juntos un Rocío más . "Antiguamente todo estaba mucho más descontrolado, no existían las comodidades que hoy tenemos en las casas, incluso dormíamos a ras de suelo", afirma este simpático matrimonio, que muestra satisfecho la continuidad de la tradición en sus nietos a través del grupo joven de la hermandad de Rociana.

En otro rincón de la aldea, Huelva se prepara para su presentación. Este año lo hacen junto a Lucena del Puerto, la hermandad a la que amadrinan para conmemorar el 75 aniversario de su creación. Antonio Garrido, hermano mayor de la Hermandad de Huelva, afirma encontrarse mucho más tranquilo que el viernes durante la llegada, "después de lo de aquello, de superar esa prueba, ya puedo superarlo todo", afirma entre risas refiriéndose a la emotiva entrada de Huelva en El Rocío en las primeras horas de la noche del pasado viernes. "La entrada la viví con una ernorme responsabilidad, pues traíamos a alrededor de 9.000 personas andando y en el barrio de Las Gallinas no cabía un alma más", recuerda unos instantes antes de subirse a su caballo para marchar con destino a la ermita. Desde una hermandad vecina les despiden al ritmo de sevillanas y palmas por Huelva y la comitiva avanza poco a poco entre sones de tamboriles y flautas.

A la Hermandad de Palos de la Frontera le toca su turno a primera hora de la tarde y Ana García, su hermana mayor, se afana junto a su equipo de asesores para lucir las mejores galas. Está viviendo uno de esos momentos que tanto hermanos como hermanas mayores tienen en común estos días de Rocío, momentos de prepararse para lucir las mejores galas y recibir a todos los amigos, familiares y vecinos que pasan por las hermandades durante El Rocío.

En la casa hermandad de La Palma del Condado el ambiente es esencia rociera en su plenitud. Los romeros ocupan los aledaños de la casa porque a duras penas caben en el interior, donde además hay que hacer hueco a las personas que bailan animadamente sevillanas siguiendo el ritmo de las palmas y los tamborileros.

El sábado de Rocío transcurre con estampas de paseos que se hacen más agradables con la brisa marismeña que refresca el ambiente, de idas y venidas, de sombreros, volantes, flores y chalequillos. De pasos de velas por la imagen de la Divina Pastora antes de encederlas con un deseo, un ruego, una petición acompañada de una oración por familiares, por amigos y conocidos que viven las más dispares situaciones y piden la bendición de la Virgen. En el interior de la ermita, las manos aprietan las rejas y los aplausos procedentes de las presentaciones distraen los rezos, pero la mirada vuelve al frente y continúan los instantes de sentirse más cerca que nunca de la Madre de Dios. Se suceden también las estampas de padres que presentan por primera vez a sus bebés ante la Blanca Paloma, y se retratan junto a Ella para inmortalizar tan preciado y esperado momento.

El sábado de romería se vive con fuerza en El Rocío, el ambiente es de plenitud en esta fiesta de disfrute y devoción que ya encara otro de sus grandes momentos, el del salto a la reja esta madrugada.

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