Con un sol que quería iluminar y que logró desbordarse sobre el blanco santuario, dio comienzo un nuevo Rocío, el que es abierto por las hermandades más nuevas. Con ello, este año se ha hecho real esa frase de que los últimos serán los primeros, que aparece en el Evangelio y que se ha cumplido en El Rocío.

Todo comenzaba a las 17:30, con la llegada de la Matriz en procesión hasta el interior del santuario para recoger sus insignias. Se rezó la Salve y la comitiva salió a la puerta del templo. Allí, bajo la Concha peregrina, tuvo lugar la apertura de este Rocío del Año Jubilar Mariano.

Jugaban las nubes en el cielo y parecía como si la espadaña se moviera, como si la cruz se agitara por la alegría del momento. Salió el tamboril y el primero de los guiones, el de Almonte. Las campanas repicaban jubilosas, enmudeciendo los cohetes que se escuchaban en la lejanía.

El presidente de la Matriz, Juan Ignacio Reales, se dirigió a todos cuando sonaban las horarias de las 18:00. Reales dijo que "daba comienzo el Rocío de 2013 con la entrada de las hermandades". El párroco de Almonte, José García, invitó a todos a saludar a la Virgen del Rocío con el rezo del Ángelus.

El presidente dijo que Almonte "rebosa de alegría, con el corazón henchido y pleno de gracia, por haber tenido a la Virgen de Pastora en su pueblo; gozo que quiero compartir con todos los rocieros en este Año de la Fe y, por vez primera, Año Jubilar Mariano". "Hoy hacemos realidad -añadió- el crecimiento de la semilla rociera por todos los pueblos de España y adelantamos la romería a esta tarde de viernes, dando así cauce natural a la devoción a la Virgen".

La primera hermandad fue Chiclana, a la que le siguió Cornellá. Son las que se estrenan este año, como filiales, ya que otros años se han presentado con sus madrinas, como era el caso de Cornellá, que iba con Emigrantes. De hecho, ayer esta hermandad contó con la presencia de la junta de gobierno de la filial onubense. También desfilaron ayer las onubenses de Escacena, Chucena y Niebla. Se nota el nuevo Rocío, el que está vivo y sigue creciendo; hermandades con sencillez y que tienen una belleza que les surge fruto del esfuerzo que realizan para venir a El Rocío.