¿Por qué se celebra la Romería del Rocío?
Este festividad tiene su origen a mediados del siglo XVII, cuando la Virgen del Rocío es nombrada Patrona de la Villa de Almonte
¿Qué significa que El Rocío sea declarado Bien de Interés Cultural?
La Romería del Rocío se ha convertido en una de las manifestaciones de culto que más fieles congrega de España. Se celebra anualmente durante los días previos y siguientes al Domingo de Pentecostés en la aldea del mismo nombre, perteneciente al municipio onubense de Almonte. Se trata de la romería mariana supracomunal más multitudinaria de Andalucía, junto con la romería de la Virgen de la Cabeza de Andújar (Jaén), y la de mayor extensión territorial más allá de los límites geográficos de la propia comunidad, con especial incidencia en las ocho provincias andaluzas, constituyendo una emblemática manifestación de la religiosidad popular andaluza.
La peregrinación y el culto se fundamentan en la leyenda de la aparición de la Virgen del Rocío, denominada primigeniamente Santa María de las Rocinas, advocación mariana cuyo origen se sitúa tras la conquista cristiana, a finales del siglo XII, en un cruce de caminos entre las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. La primera alusión a la advocación y culto que hoy tiene objeto a la Virgen del Rocío se recoge en el Libro de Montería de Alfonso XI (1350), aunque en el siglo XV se supone un aumento del crecimiento devocional en el entorno próximo, especialmente en la villa de Almonte –lugar de origen de la Hermandad Matriz-, donde a finales del siglo XVI y principios del XVII se constatan los primeros traslados de la Virgen como consecuencia de epidemias, sequías y diversas calamidades públicas.
Según la historiografía, la Romería del Rocío parece configurarse hacia mediados del siglo XVII, cuando Nuestra Señora de las Rocinas es nombrada patrona de la villa de Almonte, en 1653, con ocasión del Voto Inmaculista que promovieron y formularon las autoridades almonteñas. Durante el siglo XVIII se produce un auge devocional alcanzando su fiesta en la Pascua de Pentecostés a diversas poblaciones de la comarca. Cuando se redacta la Primitiva Regla de Almonte (1758), ya existen un templo –que sustituía a la pequeña ermita anterior tras la ruina por el terremoto que había ocurrido tres años antes- y siete hermandades que otorgan a la romería carácter comarcal, conociendo momentos de esplendor hasta la invasión francesa. Es en el siglo XX, tras la Coronación Canónica de la Virgen (1919) y las obras del nuevo templo (1969) cuando se produce el arranque de la gran explosión rociera en Andalucía, que vivirá la mayor expansión de las hermandades filiales entre las décadas de los 80 y 90.
Como ritual festivo, el Rocío constituye un hecho significativo de la sociedad y la cultura andaluza. Articulado sobre la experiencia romera de los caminos y la convivencia en la aldea, El Rocío representa un modelo de celebración para numerosas romerías andaluzas que la tienen como espejo. A esta significación hay que añadir las particularidades del propio ritual que lo hacen único, como el espacio físico donde se desarrolla la actividad.
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