Una marea humana de peregrinos de la Hermandad de Huelva pone rumbo hacia El Rocío: "Llevamos el aroma de la ciudad hasta la aldea"
CRÓNICA
Miles de personas acompañan al Simpecado de la Hermandad de Huelva en un año especial: "Cada momento es increíble con ella"
GALERÍA GRÁFICA | El Rocío 2025: Imágenes de la salida de la Hermandad de Huelva

Huelva/En la Plaza de Paco Toronjo no cabía ni un alfiler. Desde los balcones de la sede de la Hermandad del Rocío de Huelva, en cuyo interior se daba por concluida la Misa, asomaban las guitarras y los romeros cogían asiento sobre sus cajones flamencos. "Aquí todo es Huelva, Huelva, Huelva", entonaban los peregrinos más jóvenes. Abajo, varias romeras se animaban a bailar. Así se haría más rápida la espera para volver a ver, después de un año, al Simpecado de la Hermandad más multitudinaria de El Rocío recorrer de nuevo su ciudad.
"Siempre lo he visto desde la tele, pero este año me he animado", contaba Manoli Redondo, una de las onubenses que es novata viendo la salida in situ. "Esto es lo más grande para mí, no me perdería el camino por nada del mundo", decía, sin poder contener las lágrimas y volviendo a posar la vista en el portón, desde el que todavía se ve su interior. Una calma tensa se respiraba después, cuando el estandarte asomaba entre el gentío.

A las 9:05 quedaba entronizado en su carro. Era el momento de fotos familiares, de entrega de los primeros ramos, y de tomarse algunos minutos para reflexionar antes de iniciar el recorrido hasta la Suelta. Emociones a flor de piel en la espera de la orden del Hermano Mayor para partir. "Durante el año, estás en mil cosas. Ahora lloras porque a estas alturas de la vida hay mucha gente que falta y te acuerdas de todos ellos, pero son lágrimas de felicidad porque es cuando más los llevas contigo", decía Jairo, otro de los peregrinos.
Al fin cruzaba la esquina el Hermano Mayor, Manolo Toscano, acompañado del presidente de la Hermandad de Huelva, Antonio Sánchez. "Llevamos un año entero trabajando y luchando porque este Rocío vaya lo mejor posible. Estamos a vuestra disposición, porque todo lo que esté en mi mano es vuestro. Os pido respeto y que entre todos ayudemos para llegar como Huelva se merece al Rocío", añadía.
Nadie se quedaba sin su regalo. Escuchando las palabras del Hermano Mayor aguardaba Manuel, uno de los carreteros que no se separan del Simpecado y que velan por la seguridad del estandarte desde el frente. No podía iniciar su camino sin un detalle, un homenaje por toda una vida de ayuda a la hermandad. "Por tu labor de tantos años con este Simpecado y con los peregrinos", decía Toscano mientras el homenajeado rompía a llorar.

Se hacía un claro entre la gente. La gran marea humana de peregrinos se removía, y le cogía la delantera al Simpecado, que aún permanecía quieto. Los romeros se apoyaban en la espalda de su compañero, que le aseguraba cierta estabilidad entre toda aquella avalancha, que tomaba impulso y corría en dirección a la Avenida de Andalucía.
La comitiva se abría paso para llegar hasta la calle Galaroza. Caían papelillos de colores y globos desde los balcones, entre vivas y salves de familias del barrio. Uno de los momentos favoritos de María Dolores, que siempre "venía acompañada de sus hijos" y ahora le toca venir sola. "Pedimos salud, trabajo y que podamos ver la salida entera como cada año de los 70 que tengo".
A las puertas de la Parroquia del Rocío -en Federico Molina- se paraba el Simpecado. El corazón se encogía al ver a bebés de apenas seis meses que se desplazaban -de mano en mano- y con suma delicadeza hasta la insignia. Era el caso del pequeño Juan, que aún no ha cumplido los siete meses de vida y ya es un rociero más. Después de la bendición, su madre lo recogía de vuelta y lloraba. "Tiene seis meses. Pido salud para él y que le vaya bien en la vida", decía a Huelva Información.

Poti, antiguo Hermano Mayor de la Hermandad de Huelva, miraba en silencio y acompañado por su familia desde la acera de la Alameda Sundheim. Parecía sorprendido cuando la inmensa marea que avanzaba a toda prisa se detenía en seco para mirarlo de frente. Agradecimientos, aplausos y canciones para el que estuvo en la cabeza de la hermandad anteriormente le dibujaban una satisfactoria sonrisa de oreja a oreja.

El equipo municipal esperaba la despedida en El Punto. Muchos ramos caían sobre el monumento que honra a la Virgen del Rocío, con la que el Simpecado de Huelva se reencontrará en poco tiempo. La alcaldesa de Huelva, Pilar Miranda, ha deseado "suerte y buen camino hasta la romería" desde allí al Hermano Mayor. "Gracias por vuestro trabajo. Llevaremos el aroma de Huelva hasta la aldea del Rocío", rezaba él. Avanzando por las entrañas de la ciudad, las Hermanas de la Cruz aguardaban en el convento cerca de las 11:15. Después de una salve, pedían por los rocieros. "Les deseamos un buen camino y que este nos lleve al Señor, pero de verdad", matizaba una de ellas a este periódico.
El andar de los peregrinos se volvía a sumergir en la Avenida Italia. Los llevaba hasta la Delegación de la Junta de Andalucía, donde esperaban los delegados. Lucía Núñez -hermana de Huelva "de toda la vida"- y Teresa Herrera destacaban la "gran responsabilidad" y el trabajo de la hermandad, que partía con miles de peregrinos por las arenas. "Van a ser dos días maravillosos y saben cómo tienen que hacer las cosas para llegar con total seguridad a las plantas de la Virgen". Núñez, también emocionada, decía a este periódico que "es una hermandad que levanta la provincia y la capital. Es emocionante ver como nuestra cultura y nuestra fe sigue viva". La Comandancia de Marina acogía la última parada antes de llegar al Muelle, donde tampoco han faltado las salves y el cariño a los que comienzan la peregrinación. "Que tengamos una romería de paz y que todo vaya bien. Os espero en la aldea", decían desde la comitiva y carros, a poco de abandonar el asfalto y pisar de nuevo los caminos hacia El Rocío.
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