Hay que divertirse respetando al animal
El más sacrificado. Esta especie se convierte en los meses de primavera y verano en uno de los animales más castigados por las continuas romerías y ferias
Es, sin lugar a dudas, el más sacrificado de las fiestas y romerías. El que más sufre y padece los largos caminos polvorientos hacia El Rocío o cualquier otro evento. El caballo es uno de los principales protagonistas de las romerías y, sobre todo, de la romería de El Rocío, donde acuden miles de esta especie animal.
Sin lugar a dudas, el caballo es el gran referente de todos estos acontecimientos, y si no es el caballo, es el mulo o el burro el que también toma el protagonismo de las fiestas romeras. Y es que no se puede plantear una fiesta de este tipo sin estos animales, como ya sucedió en 1989 con la peste equina, donde las romerías y, sobre todo, la más importante del mundo, la de El Rocío, se quedaron sin la presencia de estos.
Es el principal protagonista por varios motivos: por su belleza, por el gran número que se mueve en las romerías y que hace que dé mayor esplendor y vistosidad al acompañamiento de los simpecados. Pero, también, por ser uno de los más castigados y maltratados en estos acontecimientos. Las malas manos de los jinetes o cocheros hacen que este animal acabe irritado por no saber llevarlos correctamente. Eso pasa porque son jinetes o cocheros que sólo practican este actividad una vez al año, escasos días antes de las romerías.
También está el maltrato alimenticio, ya que son muchas las personas que no se acuerdan de sofocar la sed de los caballos o mulos, ni de darle una ración de pienso, paja o heno. Cuando el estómago del que está arriba está lleno, no se acuerdan del que está aguantando el tirón de horas y horas de montura y/o atalajes. Ello puede conllevar enfermedades, mataduras, deshidratación, etc.
Todo deporte requiere de una preparación previa; por ello, para ir al Rocío también tiene que estar preparado tanto el jinete como el caballo. Un plan de entrenamiento, en el que primero el jinete y caballo, o mulo y cochero, tienen que hacerse el uno al otro, y además para que físicamente los équidos vayan preparándose físicamente para tantos días de romería, y tantos kilómetros.
Pocas son las personas que hacen lo debido, sólo los picaderos que se dedican a ello, tanto por su propia vida laboral en el alquiler de estas especies, como por los que se dedican a la doma, que siempre están en primera línea para la competición y están ejercitados para todo.
Meses y años de preparación se lleva un caballo para su adiestramiento para la tarea para la que quiere ser requerido, ya que el caballo es un animal de montura o de enganche, de competición o de paseo.
Será por fe, devoción, afición, o admiración. El caballo es el complemento perfecto para cualquier tipo de ideología del hombre que trata de disfrutar de las ferias y romerías. Es otro tipo de animal de compañía, con el que se comparte muchos momentos y vivencias a lo largo de una romería, y de toda una vida.
Muchos son los que no se imaginan los caminos hacía El Rocío sin caballos, carros tirados por mulos que colorean con sus flores de papel el bello paisaje natural del Coto de Doñana. Muchos son, también, a los que se les eriza la piel, por su propio sentimiento hacía donde van, con el explotío de los cohetes que te anuncian la salida; el relincho de los caballos o el sonar de los cascos. Todo ello, conlleva una bella sinfonía.
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