El Rocío, de aldea a metrópolis en cuestión de horas

Rocío 2019

Tradición y un enclave privilegiado se dan la mano en la aldea de El Rocío que tiene como punto destacado la ermita con la imagen de la Virgen que data del siglo XIII.

La aldea, la ermita y la Virgen del Rocío
La aldea, la ermita y la Virgen del Rocío / Alberto Domínguez
Alejandro Moreno López

Huelva, 04 de junio 2019 - 09:00

El Rocío es una aldea situada en el municipio de Almonte, provincia de Huelva, la más occidental de Andalucía. Está situada a 65 km de la capital onubense y a unos 80 de Sevilla. Cuenta con una población de 1.566 habitantes, de los que 806 son hombres y 760, mujeres (censo de 2018), aunque durante la romería de El Rocío puede superar el millón de personas.

Calles de El Rocío.
Calles de El Rocío. / Alberto Domínguez

Situada en un entorno inigualable, en plena marisma de Doñana, y a pesar de su gran fama con motivo de la romería, la aldea de El Rocío conserva aspectos tradicionales en sus peculiares construcciones, con amplias calles de arena, sin asfaltar, sus casas blancas son de poca altura, pero amplias y, en muchos casos, con cuadra trasera para los caballos.

Junto a la ermita, se puede disfrutar de una vista idílica de la marisma y disfrutar de una agradable caminata por el Paseo Marismeño, situado frente a la ermita, o por la plaza del Acebuchal, en la que se encuentra un olivo centenario de grandes dimensiones.

Vista de la marisma desde el mirador de El Rocío.
Vista de la marisma desde el mirador de El Rocío. / Alberto Domínguez

Los alrededores de la aldea, de gran belleza paisajística, son ideales para disfrutar de la naturaleza, la fotografía y las actividades al aire libre. Prueba de la importancia que tiene el mundo ecuestre en El Rocío, en 1992 fue nombrada Aldea Internacional del Caballo, ya que durante la romería acoge la mayor concentración de estos animales de Europa.

Se puede decir que la ermita de El Rocío es el centro neurálgico de la aldea. Su origen data del siglo XIV, según el Libro de la Montería de Alfonso XI, en honor a Nuestra Señora de las Rocinas. Sin embargo, el terremoto de Lisboa en 1755 dejó la ermita en ruinas, lo que obligó a llevar la imagen de la Virgen a Almonte -donde se celebró la romería- hasta que volvió a la aldea en 1758.

El Santuario de la Virgen del Rocío

Fue en 1961 cuando el cabildo de Almonte decide levantar un nuevo templo, que contó con el apoyo del entonces obispo de Huelva, Pedro Cantero Cuadrado. Se inició en 1964 con proyecto de los arquitectos Alberto Balbontín Orta y Antonio Delgado Roig, con planta de cruz latina, tres naves, un triforio y al fondo, la capilla mayor. La bendición del templo, en abril de 1969, corrió a cargo de monseñor José García Lahiguera, obispo de Huelva. Desde 2012, está vinculada a la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, obteniendo la denominación de Santuario.

Vista de la ermita de El Rocío.
Vista de la ermita de El Rocío. / Alberto Domínguez

Llama la atención su fachada principal, con una espadaña que acoge cuatro campanas y se remata con una cruz de cerrajería. Es un símbolo de este templo la gran concha que remata la puerta que da acceso al interior. Ahí, un impresionante templo de estilo barroco preside la ermita que acoge la imagen de la Virgen del Rocío -conocida también como la Blanca Paloma-, protegida por una reja de hierro que limita el acceso al altar mariano.

La imagen de la Virgen del Rocío

La imagen de la Blanca Paloma, como también se conoce a la Virgen del Rocío, es el eje central de la aldea. Su talla data de finales del siglo XIII, aunque entre los siglos XVI y XVII, bajo la custodia de los monjes mínimo de Almonte, se le adaptan ropajes de telas sobre la talla para ser revestida, al gusto de la época.

El traje, a la moda de los Austrias, como gran dama de la corte, está formado por una basquiña o saya de forma de campana sin pliegues ni arrugas, un corpiño muy ajustado en el cuerpo y la gola que se transforma en rostrillo. Las amplias sobremangas, se adaptan al brazo, dejándose ver debajo la manga. Sobre la cabeza se toca con el velo de las vírgenes y desde los hombros arranca el manto.

La Virgen del Rocío, en su altar.
La Virgen del Rocío, en su altar. / Alberto Domínguez.

Entre los atributos de orfebrería presenta ráfaga, cetro, corona y media luna, respondiendo a la descripción de la mujer en el Apocalipsis de San Juan: "vestida de sol, coronada con doce estrellas y la luna en los pies".

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