La Virgen del Rocío regresa a la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción tras casi trece horas de procesión en Almonte, una jornada histórica vivida intensamente por los almonteños. Fue a las 20:18 cuando entró en el templo tras el recorrido por el centro de la localidad.

Eran algo más de las siete y veinticinco de la mañana cuando se abrieron las puertas del templo, más de media hora antes de lo previsto. Los almonteños que esperaban fuera este momento accedieron al interior de la iglesia y se dirigieron hasta la imagen de la Blanca Paloma para ser los primeros en portarla en sus nuevas andas.

A las siete y treinta y seis minutos de la mañana, bajo un repique de campanas, la imagen salió del templo, en el que permanece, debido a la pandemia, desde agosto de 2019, tiempo en el que los almonteños han disfrutado de su presencia en la localidad. Con la multitudinaria procesión extraordinaria por las calles del centro de la localidad, adornadas para la ocasión, los almonteños se despiden de su Patrona. El próximo domingo tendrá lugar el traslado de la Blanca Paloma desde Almonte hasta la aldea de El Rocío.

Miles de personas le acompañaron por su recorrido por la localidad. La Plaza de la Virgen del Rocío, donde se ubica la parroquia registró un lleno absoluto. Desde antes de las siete de la mañana empezaron a concentrarse en este punto para ver salir a la imagen de la iglesia, sentirla más cerca y vivir un momento único. Eran muchas las ganas de estar con Ella fuera del templo. 

Vestida de Reina, la Blanca Paloma lleva el traje de las Hermandades, restaurado en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. El manto diseñado en 1951 por Joaquín Castilla Romero fue confeccionado en el taller de Santa Isabel de Sevilla y se estrenó en el año 1956. La Virgen y niño lucen las coronas de la coronación canónica. El rostrillo de la Virgen es el de Muñoz y Pabón y el Pastorcito lleva el broche regalado por el Heraldo Real de Almonte las pasadas navidades. 

Había una gran expectación por las nuevas andas, un 30% más ligeras y con revestimiento textil en el interior del palio, espolín de seda bordado en oro reproduciendo los dibujos de orfebrería del anterior. Entre vítores y aplausos la imagen de la Virgen del Rocío fue avanzando lentamente en su procesionar por Almonte entre un mar de gente, mecida por los almonteños que la portaron.

Los portadores la llevaron de un lado a otro en un ir hacia adelante y hacia detrás para volver a situarse en el mismo punto y retomar la dirección hacia el itinerario fijado, recreándose especialmente en la antesala, la Plaza de la Virgen del Rocío. De hecho se tardó una hora y media en pasar por el primero de los arcos, enfilando hacia la calle El Cerro, inicio del recorrido oficial. Grandes y pequeños se subieron a las rejas de las ventanas de las viviendas por las que transcurrió la procesión para no perderse un detalle. 

Fue un lento caminar por las calles de Almonte para disfrutar de la Patrona. Ha sido mucha la espera y no había prisa por regresar a la parroquia.  Durante el recorrido se sucedieron las petaladas y el rezo de la Salve, sacerdotes fueron subidos a los hombros para ello y el obispo de Huelva, Santiago Gómez, lo hizo en  el paso junto a la Blanca Paloma.

El grupo Requiebros no quiso faltar a la cita y cantó unas sevillanas en el inicio del itinerario oficial. Fueron los almonteños los que dirigieron el caminar de la Virgen del Rocío, los que marcaron los tiempos. Todos querían meterse bajo las andas para llevar a su Patrona durante un tramo del recorrido por muy pequeño que fuera. 

Fue una jornada de muchas emociones, de acordarse de aquellos que ya no están entre nosotros y de reencuentro con las tradiciones. Muchos de los presentes no dudaron en inmortalizar con el móvil el paso de la Blanca Paloma por las calles de Almonte tras nueve años de espera.

Salvas de escopetas anunciaron el paso de la Blanca Paloma por distintas calles del itinerario. Satisfacción entre los almonteños por una procesión que marca una vuelta a la normalidad.