Villarrasa es una de las hermandades del Condado más madrugadora a la hora de echarse a los caminos cada miércoles previo a Pentecostés. Un sacrificio que tendrá su premio hoy jueves cuando, sobre las tres de la tarde, la carreta de Simpecado llegue las marismas almonteñas.

La lluvia también marcó la jornada y empañó el ambiente festivo, obligando a la camarista de la hermandad proteger la carreta ante el chaparrón que sufrió justo antes de llegar a Rociana del Condado. Allí fue recibida por centenares de vecinos que contemplaron con envidia una hermandad cuya brújula marca la aldea cada vez que asoma mayo en el calendario. A pesar de todo, los villarraseros no desfallecieron, dando sentido a la palabra peregrinación y llenando de sonido los parajes a golpe de sevillanas. Su alegría pareció contagiar al tiempo que mejoró notablemente conforme fue avanzando la tarde. Tras un duro día de camino, Villarrasa pernoctó ayer en el paraje la Torreta.