El Rocío

El Rocío 2023: Entre apreturas y salves Almonte comparte el amor por su patrona

Los almonteños saltan la reja para sacar a su madre en procesión.

Los almonteños saltan la reja para sacar a su madre en procesión. / Alberto Domínguez

Una noche que no está hecha para dormir en la que Almonte saca a su señora por la calles de la aldea y la pasea por las arenas. Empujones y apreturas, nervios, voces al aire y ganas de estar con ella, después de tres años sin una procesión como las que se recuerdan. El encanto de los momentos previos hizo que en los alrededores de la ermita la expectación se encontrara latente, mientras las Hermandades filiales realizaban su rezo del Santo Rosario llevando sus simpecados de nuevo hasta la Virgen horas antes del momento más especial de toda la romería.

Almonte marca la hora, así es la tradición y este año el salto de la reja se ha adelantado con respecto a 2022. Los nervios danzaban por la ermita desde el comienzo de la noche, en las calles de la aldea se escuchaba el rezo del rosario y de una en una, desde Torremolinos hasta Villamanrrique, las 127 filiales se unieron para pasar por su puerta, llamando a la Virgen para que llegara a cada una de sus casas y poder devolverle todo lo que ella les da entre salves y sevillanas.

Las ganas por estar con ella invadió a todos los almonteños que entre vítores saltaron la reja a las 02:56 aún faltando dieciséis hermandades por pasar ante ella. La Hermandad Matriz tuvo que aligerar el paso, y su pueblo aguardó ya con ella a que su Simpecado llegara ante la Blanca Paloma y así que se desatara la locura más bonita de estos días, avanzando por el pasillo que habían hecho horas antes. El primer cordón abría paso entre apreturas para que todos pudiesen trabajar desde dentro, una tradición que no se pierde de padres a hijos y en la que les enseñan a como llevar a su madre.

Dentro del aparente caos hay una organización que ellos comprenden y aunque los santeros pidieron paciencia, las ganas pudieron con todo. Las palmas comenzaron a sonar, se dieron los primeros vivas en su santuario y allí solo quedaron las pisadas de fe de todos los que habían presenciado ese bendito momento. El Nuncio del Papa en España, Bernardito Cleopas, observó con atención todo lo que ocurría en la iglesia desde uno de sus balcones interiores. El lugar quedó vacío sin la Reina de las Marismas que ya se encaminaba a la primera casa de hermandad, la de Huévar, que la llamaban para que se posara frente a ellos con sus campanas repicando.

La Virgen del Rocío ante el simpecado de Huevar. La Virgen del Rocío ante el simpecado de Huevar.

La Virgen del Rocío ante el simpecado de Huevar. / Alberto Domínguez

Esta estampa se repitió ante todas las Hermandades filiales, en una noche donde la expectación cubría todas las zonas cercanas a la ermita, una marea de personas formada por creyentes y curiosos que vivieron la procesión de formas diferentes. Los curas le rezan en hombros con las manos al alza en nombre de las hermandades que la miran, le cantan y le dan los vivas.

Si ella da en el suelo, será que quiere coger florecillas y romero, para ponérsela a su hijo en el ala del sombrero, tal y como reza esta letra de sevillanas, la Virgen avanza, se para, da en el suelo, y los almonteños luchan y se ayudan para que siempre se mantenga arriba. 'Déjalo que coja aire', salen los hombres que portan a la Virgen, a su madre, que descansan unos minutos para volver a la pelea para que vaya avanzando por las arenas.

Este año Almonte se ha recreado en su salida, las prisas no han formado parte del recorrido y han podido disfrutar de ella después de la rotura del banco del año anterior en el que tuvieron que devolverla a su ermita blanca mucho antes de los previsto. Tras tres años sin una procesión plena, su pueblo la ha disfrutado como nunca y con el consejo de las camaristas le han rezado durante su recorrido. La Virgen relucía en su paso, al que se le ha reforzado la estructura y se ha mejorado la protección de la imagen para que no corra peligro durante su procesión, haciendo que todo se viva de nuevo con normalidad.

La Virgen del Rocío durante su procesión. La Virgen del Rocío durante su procesión.

La Virgen del Rocío durante su procesión. / Alberto Domínguez

La noche solo había hecho empezar y su paseo durante la mañana se preveía que se iba a alargar hasta el mediodía, ya que a las 12:00 aún se encontraba en la plaza de Doñana. Un momento de gozo para su pueblo, que esperaba ansioso a que este momento llegara. Este año sí se ha podido disfrutar, las hermandades tenían sus puertas abiertas, para recibir al motivo de su presencia y su existir. Los rocieros del mundo se encontraban en la aldea, todos se volcaron en una noche marcada en el calendario, que se alargó hasta bien entrada la mañana siguiente.

El sueño de la Romería del Rocío se va acabando con esta noche especial que acabó con la entrada de la Virgen en el santuario a las 14:23, en la que todos los romeros, ya con lágrimas en los ojos, ven cada vez más cerca el camino de vuelta. Las emociones afloraron, los niños se acercaron hasta el paso de la Virgen y en los rostros de los presentes que puede observar que el amor por la Blanca Paloma nunca acaba en el corazón de su pueblo y todos sus hijos.

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