10.889 son los kilómetros que separan a la localidad onubense de Paterna del Campo de Malawi un país de África oriental, situado entre Zambia, Tanzania y Mozambique. Pero poco importa la distancia para la Hermandad del Rocío de esta localidad condal que ha llevado su solidaridad y hasta el escudo de la filial hasta tierras africanas.

Y es que la Hermandad de Paterna del Campo lleva tiempo colaborando con Malawi gracias a la labor que realiza una de sus hermanas, Gema Sánchez Hidalgo, que además tiene honor el este año de ser la hermana mayor de la Romería 2024.

Lo cierto es que la filial onubense desarrolla una importante labor social y caritativa desde sus comienzos, si bien se reactivó de forma especial durante la pandemia, época en la que, por ejemplo, fueron habituales la realización de mascarillas o gorros sanitarios, que también se mandaron al país africano.

Todos estos envíos realizan a través de una asociación de Mairena del Aljarafe, llamada ‘Llamaradas de fuego’, que es la que se encarga de mandar los contenedores con el material. A lo largo de estos años se han mandado a Malawi material escolar, zapatos o alimentos. “El año pasado destinamos 2.000 kilos de arroz”, comenta Gema Sánchez Hidalgo.

En esta ocasión, la Hermandad de Paterna del Campo ha querido hacer un guiño a una de las grandes aficiones de los niños y niñas a los que se destina este material, como es el fútbol, un deporte que les apasiona y que llena gran parte del tiempo de ocio del que disponen. “Por eso, pusimos en marcha la campaña ‘Apadrina una camiseta’, con la que queríamos conseguir un total de 20 para mandarlas. Pero fue tal la acogida que en poco tiempo las habíamos conseguido y decidimos ofrecer el apadrinamiento de otras 20”, explica Gema Sánchez Hidalgo.

En total son 40 camisetas (dos equipos) las que se han mandado a Malawi. Todas ellas con el escudo de la Hermandad de Paterna del Campo y cada una con una dedicatoria o carta escrita por la persona que ha apadrinado dicha camiseta.

Hidalgo reconoce que es muy emocionante y satisfactorio ver el escudo de la filial en las camisetas de estos niños y niñas africanos que, quizá sin saberlo, llevan pegado a su corazón un trocito de la esencia del fervor y la devoción rociera que ahora les acompaña cada vez que disfrutan jugando al fútbol.