Con una meteorología bastante más fresca que la de jornadas anteriores, la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Cartaya, la filial 118, recibió a primera hora de ayer miércoles el calor de los centenares de vecinos que se echaron a la calle para despedir a su Simpecado en el segundo camino hacia la aldea almonteña de El Rocío.

La actividad se inició a las 07.30. El cohetero y el repicar de campanas anunciaron la recogida por parte de la junta de gobierno de la hermandad cartayera del simpecado en la parroquia de San Pedro Apóstol, donde se despidieron de la patrona, la Virgen del Rosario.

Posteriormente tuvo lugar la tradicional misa de romeros junto al monumento a la Blanca Paloma, ubicado en la plaza de la Virgen, que ofició el párroco de la localidad y director espiritual de la hermandad, Manuel Domínguez Lepe y donde ya se congregaron cientos de peregrinos.

A partir de ese momento la intensidad de las emociones se disparó. Los vivas a la Virgen se multiplicaron. Y de cada rincón empezaron a surgir ramos flores, sevillanas y salves, dedicados a la Reina de las Marismas, al paso de una comitiva que vuelve a crecer un año más y que en esta ocasión está integrada por más de 800 peregrinos, casi un centenar de caballistas y un total de 46 vehículos, entre carriolas tiradas por tractor y carros tradicionales de tracción animal.

Exultante, la presidenta de la hermandad cartayera, Consolación Palacios, mostró a Huelva Información su satisfacción porque “hasta el momento todo ha salido muy bien, y esperamos que la Virgen nos siga abriendo el camino, como siempre, porque en sus manos nos ponemos”.

Palacios destacó por otra parte la “amplia comitiva” que ha desfilado por las calles de Cartaya, donde han estado representadas las autoridades locales y el resto de hermandades del municipio, además de la hermana mayor de este año, Elena Pérez, que lleva sus propios vocales colaboradores y “a la que hemos entregado varas de peregrino de madera para las numerosas personas que la han apoyado a lo largo de los últimos meses”.

Cientos de peregrinos acompañaron al Simpecado.

Como siempre, la llegada a La Pila, último barrio antes de adentrarse en los caminos, fue apoteósica, con miles de personas en la calle, entre ellas cientos de escolares que ofrendaron flores al simpecado, y numerosos usuarios del Centro de Mayores y Dependientes de Cartaya, que también quisieron despedirse de los peregrinos.

Especialmente emotiva fue la parada en el monumento a San Isidro Labrador, donde los representantes de la hermandad de la que es titular también ofrendaron a la del Rocío un canasto de flores y donde se gritaron conmovedores vivas a la Virgen del Rocío y al patrón de los agricultores.

El camino de la filial cartayera se prolonga hasta la tarde del viernes, cuando los peregrinos entrarán en la aldea almonteña sobre las 16.00 horas por el barrio de Las Gallinas, para ser presentado el Simpecado ante la Virgen a las 18.00 de ese mismo día.

Una vez fuera del casco urbano la hermandad hizo parada para el rezo del Ángelus en pleno pinar cartayero, concretamente en el paraje conocido como La Mira, desde donde puso rumbo a Corrales para el primer sesteo del camino. Finalmente la primera pernocta tuvo lugar junto al Foro Iberoamericano de La Rábida.