El Marco de Jerez refuerza el blindaje del Sherry Cask y la calidad de sus vinos
El envinado de botas sólo podrá hacerse con vino calificado y ampliará el límite de producción del viñedo para garantizar la convivencia entre los negocios del vino de Jerez y el Sherry Cask
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Jerez/Las denominaciones de origen del Marco de Jerez (Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda) ha iniciado el proceso para afianzar su adaptación a la realidad del mercado, para lo que el Consejo Regulador impulsa una nueva batería de cambios normativos encaminados a preservar la calidad y los precios tanto de sus vinos como del ‘Sherry Cask’ -envinado de botas para el envejecimiento de destilados como el whisky-.
Las organizaciones sectoriales están de acuerdo en la necesidad de adoptar medidas que redunden en la normal convivencia de los dos negocios del jerez, la elaboración de vinos amparados y el Sherry Cask, de forma que ambas actividades puedan desarrollarse con ciertas garantías en el acceso a la materia prima de la que se nutren, la uva palomino del viñedo del Marco de Jerez.
El equilibrio buscado requiere, de un lado, una serie de modificaciones técnicas del envinado de botas y, de otro, de los límites de producción del viñedo para adaptarlos a las necesidades de uno y otro negocio.
Sherry Cask de vino calificado
En el caso del envinado, cuyos cambios tendrán aplicación a partir de la vendimia de este año 2025, a partir de ahora únicamente podrá emplearse vino calificado, es decir, apto para elaboración de los productos amparados por las denominaciones de origen.
Aunque la mayoría de los Sherry Casks se envinan ya con calificado, el sistema de certificación creado por el Consejo Regulador para garantizar la autenticidad de la marca y protegerla permitía hasta ahora el envinado con vino no calificado, empleado históricamente en el Marco para los productos complementarios (alcohol vínico, mosto concentrado rectificado, vino de color…).
Del mismo modo, el llenado mínimo para las botas envinadas se amplía hasta el 80% de su capacidad frente a los dos tercios exigidos hasta ahora.

El presidente del Consejo Regulador, César Saldaña, lo considera un “paso fundamental” en la certificación de la marca, además de “coherente” por el uso del término protegido ‘Sherry’, y con el que se da respuesta a los clientes -destilerías principalmente de renombradas marcas de whisky- de las botas envinadas con jerez.
Los cambios del envinado implicarán un aumento de la demanda de vino calificado, por lo que precisan una revisión del rendimiento del viñedo con la que también están de acuerdo las organizaciones sectoriales, en el fondo, no así en las formas, pues primero tendrán que decidir dónde establecen el nuevo límite de producción.
Tramo único de producción
Los pliegos de condiciones de la DO establece dos tramos en la producción de uva por hectárea: el primero, de hasta 11.428 kilogramos, para la elaboración de los vinos protegidos; y un segundo límite, de hasta 14.285 kilogramos, que puede destinarse a productos complementarios, pero no a vinos amparados. Ahora bien, si se rebasan los 14.285 kilos, toda la producción de la viña quedaría descalificada y sólo podría dedicarse a esos otros productos que completan la elaboración de los jereces.
La propuesta que está encima de la mesa contempla la supresión del segundo tramo y el establecimiento de un único límite, como existe en todas las denominaciones de origen, que el Consejo Regulador cree que podría fijarse en torno a los 12.000 kilogramos de uva por hectárea sobre el que se mueven las principales DO de vinos blancos, como Champagne, Cava…
En los últimos 25 años, el viñedo del Marco de Jerez sólo ha superado en una ocasión los 12.000 kilogramos de media por hectárea, mientras que únicamente en cuatro campañas se rebasaron los 11.428 kilogramos que rigen en la actualidad.
En cualquier caso, se contempla la posibilidad de subir o bajar el nivel máximo a través de las normas de campaña en situaciones coyunturales de escasez o excedentes de producción de la anterior campaña, excepción autorizada en la actualidad.
Cuestión de rentabilidad
De esta forma, Saldaña asegura que se daría respuesta a las necesidades de reposición de los vinos de Jerez y al aumento estimado de la demanda para envinado, que según los cálculos de la institución jerezana del vino rondaría las 23.500 botas de vino calificado entre las mermas anuales del 8% y el crecimiento del negocio del Sherry Cask previsto, del 6% “siendo conservador”.
En líneas generales, y por cuestión de rentabilidad, las bodegas quieren que sea cuanto más alto mejor y los viticultores, aunque con matices, justo lo contrario, por lo que para facilitar la búsqueda del consenso, este tema se llevará a votación a más tardar al pleno ordinario del Consejo Regulador del próximo mes de julio. El nuevo límite de producción requiere el visto bueno de la Junta de Andalucía para la modificación de los pliegos de condiciones de las denominaciones de origen, por lo que no podría entrar en vigor antes de la vendimia del próximo año, 2026.
Pagar la calidad de la uva y no los kilos
La vendimia de este año servirá de banco de pruebas para el sistema con el que se pretende poner fin al pago de la uva por kilos para primar su calidad y que el Consejo Regulador aspira a instaurar a partir de la campaña de 2026. Tras la aprobación en el pleno del vino, el presidente de la institución jerezana explica que, de forma experimental, esta vendimia se testará el sistema en el que, inicialmente, se contemplan dos parámetros que permitirán medir la calidad de la uva y el mosto por su potencial alcohólico (baumé) y su sanidad (ácido glucónico). La idea es que, una vez instaurado, los viticultores y cooperativas que alcancen mayores niveles de baumé y menores índices de glucónico vean recompensada su labor con una serie de complementos sobre el precio base que acuerden con las bodegas por sus producciones.
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