Economía

El gran salto de Unicaja

Manuel Azuaga, presidente de Unicaja Banco, el día de la salida a Bolsa.

Manuel Azuaga, presidente de Unicaja Banco, el día de la salida a Bolsa.

Con paso firme y buena letra, Unicaja Banco sigue por el camino del crecimiento. Tras la absorción de Liberbank, la entidad financiera con sede en Málaga va camino de convertirse en una de las principales entidades financieras del país y la única andaluza junto a la caja rural Cajamar. Su modus operandi ha sido siempre el mismo: aliarse para ser cada vez mayor. Lo hizo en 1991, con Braulio Medel al frente, con la unión de cinco cajas de ahorro andaluzas –Caja de Ronda, Caja de Málaga, Caja de Antequera, Caja de Cádiz y Caja de Almería–, lo repitió en 2010 al unirse a Caja Jaén, en 2013 absorbió Ceiss y ahora se ha fusionado con Liberbank. Si a eso se le suma su salida a Bolsa en 2017, es su quinto gran salto desde su creación, que este año celebrará su trigésimo aniversario.

Nada tiene que ver la Unicaja actual con la de sus fundadores. La marquesa de Moctezuma no podría ni imaginar que aquellas 10.000 pesetas que puso de capital inicial en 1909 para crear un monte de piedad en Ronda se acabarían convirtiendo en la Caja de Ronda. Tampoco los fundadores de la Caja de Cádiz en 1884, la Caja de Antequera en 1904, la Caja de Almería en 1900 y la Caja de Málaga en 1949. Todos fueron proyectos de éxito, muy ligados a la economía local, y en 1991 se fusionaron en Unicaja para ganar dimensión, poder competir en mejores condiciones con los bancos y cajas de otras partes del país y hacer frente a retos entonces futuros. La primera que vio la luz fue la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cádiz, fundada en 1884 con la intención de relanzar la economía gaditana. Según explica el historiador David Molina en el libro Unicaja 125 años, publicado en 2009 con motivo del 125 aniversario de la entidad, fue impulsada por la Sociedad Económica Gaditana y amparada en una ley de 29 de junio de 1880.

El Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Almería nació con el siglo, en 1900. Su primer presidente fue el obispo Santos Zárate y se daban créditos a una economía basada casi exclusivamente en la agricultura que necesitaba modernizarse. Tras la debacle de la Guerra Civil, la recuperación y la consolidación de la entidad se produjo entre 1940 y 1970. Unicaja cuenta con tres cajas malagueñas en su seno y la primera en crearse fue la de Antequera, en 1904. Esta localidad sufría aún la depresión de la crisis de 1898 y una buena parte de la población estaba muy empobrecida. Se decidió que cada persona interesada tendría 25 pesetas en acciones y fue tal el apoyo que se alcanzaron 7.500 pesetas.

La Caja de Ronda –la más importante en la fusión al llegar a ser la mayor entidad financiera en Andalucía y una de las primeras quince cajas del país– se constituyó en 1909. En 1936, con el estallido de la guerra, asesinaron al presidente y a otros tres consejeros, dejando la caja en una situación crítica. Tomó el testigo Juan de la Rosa con una estrategia basada en el trato al cliente y una buena gestión. Entre 1939 y 1951 quintuplicó el ahorro, alcanzando los 100 millones de pesetas. El gran salto se produce entre 1960 y 1982. Ya tenía 1.000 millones de pesetas en ahorro, apoyó el desarrollo de la industria turística en la Costa del Sol y el despliegue inmobiliario.

La caja más moderna de Unicaja era la Caja de Ahorros Provincial de Málaga, que arrancó en 1949. Perdió 26.000 pesetas en su primer semestre. Poco a poco fue remontando y en 1968 ya gestionaba 1.000 millones de pesetas e incluyó productos innovadores. El pasado es importante para conocer el presente e intuir el futuro de una entidad como Unicaja Banco. La situación es, lógicamente, distinta. Desde su salida a Bolsa sus accionistas están en Manhattan, Londres o Singapur, aunque la mayoría del capital sigue en manos de la Fundación Unicaja y, por tanto, es local.

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