Cultivar una hectárea de fresa en Huelva roza ya los 78.000 euros por campaña

El Observatorio de Precios y Mercados cifra el coste unitario en 1,71 €/kg, tras un aumento del 2,1% en plena presión de insumos, electricidad y nuevas exigencias productivas

Recolección de fresas en una finca de la provincia de Huelva.
Recolección de fresas en una finca de la provincia de Huelva. / M.G.

El esfuerzo económico para mantener el liderazgo fresero de Huelva continúa en ascenso. Según el Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía, cultivar una hectárea de fresa durante la campaña 2024/25 ascendió a 77.969 euros de media por explotación. Aunque el incremento (+2,1%) no es abrupto —unos mil euros más que el año anterior— confirma una tendencia al alza en los costes que marca el pulso de uno de los sectores estratégicos de la economía onubense y evidencia el encarecimiento progresivo del modelo productivo, que opera bajo un equilibrio cada vez más ajustado entre costes y precios en origen.

La mano de obra vuelve a erigirse como el principal capítulo de gasto para los productores: supone 44.597 euros por hectárea y representa el 57% del total del presupuesto. El cálculo incorpora 629 jornales por hectárea destinados al manejo, mantenimiento, aplicación de insumos, recolección y transporte interno. A ello se suman unos 1.200 euros vinculados a gastos indirectos de personal, lo que confirma el impacto laboral en un sector intensivo por naturaleza.

El segundo gran bloque de costes responde a los insumos agrícolas, que alcanzan 24.702 euros por hectárea. Entre ellos destaca el precio de los plantones, con 10.849 euros por hectárea; los fertilizantes y abonos (1.328 euros); la desinfección de suelo (1.320 euros); y los tratamientos fitosanitarios, que ascienden a 1.803 euros. También se incluyen partidas asociadas al riego, envases para recolección (4.060 euros), transporte interno y labores subcontratadas.

La electricidad es uno de los elementos que más presiona la estructura de costes: sube un 14% respecto al año anterior, según el índice comparativo del Observatorio. En paralelo, otras partidas también evolucionan al alza —mano de obra (+5,43%), reparación de maquinaria (+7,56%) y plantones (+5,98%)— mientras que los fertilizantes se abaratan ligeramente (-4,38%) y el carburante registra un descenso significativo (-18,87%).

A los gastos directos se añaden amortizaciones (4.252 euros por hectárea), que incluyen macrotúnel, maquinaria y sistemas de riego, así como otros costes indirectos (1.292 euros) ligados al mantenimiento, gestión de residuos, alojamiento de personal temporal y reparaciones. Los gastos generales y financieros ascienden a 2.169 euros por hectárea, donde se contemplan seguros, asesoría, IBI, análisis de laboratorio y costes financieros.

Este aumento del gasto no se ha traducido en un mayor rendimiento: el Observatorio mantiene la estimación media en 45.631 kilos por hectárea, una cifra estabilizada respecto a anteriores campañas tras la corrección técnica aplicada a partir de registros históricos. Con este volumen, el coste unitario de producción queda fijado en 1,71 euros por kilogramo, frente a los 1,67 de la campaña previa, consolidando el estrechamiento del margen del productor.

El documento también refleja la creciente complejidad del sector en términos tecnológicos y genéticos. Las variedades adaptadas a Huelva —clave para calibrar el calendario productivo y la oferta en destino— mantienen precios elevados y añaden tensión a la estructura de costes. El modelo productivo onubense, basado en alta intensidad laboral, tecnificación del riego y estructura de recolección permanente, continúa sosteniendo uno de los pilares del campo europeo: Huelva produce la inmensa mayoría de la fresa española y es referencia en el mercado comunitario.

El incremento de costes coincide con un entorno competitivo complejo, marcado por el alza de la electricidad, mayores requerimientos ambientales, demanda creciente de mano de obra cualificada, elevada inversión en estructuras de cultivo y competencia exterior en precios. A falta de comprobar la evolución del mercado durante el grueso de la campaña, el sector afronta el reto de rentabilizar su producción bajo una estructura de costes históricamente elevada.

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