El BCE baja los tipos de interés un cuarto de punto, hasta el 2%

Los economistas enfrían ligeramente el impulso de la recuperación económica previsto para 2026

Bruselas y Washington destacan los "avances" en la negociación comercial pese al último desafío de Trump

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. / EFE

Madrid/Los economistas del Banco Central Europeo (BCE) han revisado sustancialmente a la baja sus expectativas de inflación para este año y el siguiente ante la bajada de los precios de la energía y la apreciación del euro, mientras que han enfriado ligeramente el impulso de la recuperación económica previsto para 2026.

Según el nuevo cuadro macroeconómico presentado este jueves por la entidad, la tasa de inflación de la zona euro, que en mayo se situó en el 1,9%, alcanzará en promedio el 2% en 2025, en línea con el objetivo del BCE, mientras que el próximo año caería hasta el 1,6% y regresaría al 2% en 2027.

De este modo, en comparación con las previsiones del pasado mes de marzo, los economistas del BCE han rebajado en tres décimas sus previsiones de inflación para 2025 y 2026, mientras que han mantenido la de 2027.

Estas revisiones a la baja "reflejan principalmente unos supuestos más bajos referidos a los precios energéticos y una apreciación del euro", ha explicado la institución.

De acuerdo con estas proyecciones, una vez excluidos la energía y los alimentos, la inflación subyacente se situará en promedio en el 2,4% en 2025 y el 1,9% en 2026 y en 2027, cuando anteriormente había anticipado un 2,2%; 2%; y 1,9%, respectivamente.

En cuanto a la evolución del PIB de la zona euro, los economistas del BCE consideran que, en promedio, el crecimiento será del 0,9% en 2025, en línea con la estimación de marzo; el 1,1% en 2026, una décima menos; y el 1,3% en 2027, igual que el pronóstico anterior.

El mantenimiento de la proyección de crecimiento para 2025 refleja un primer trimestre más vigoroso de lo esperado junto con unas perspectivas más débiles para el resto del año, ha explicado la entidad.

"Aunque se espera que la incertidumbre sobre las políticas comerciales afecte a la inversión empresarial y a las exportaciones, especialmente a corto plazo, el aumento de la inversión pública en defensa e infraestructuras respaldará progresivamente el crecimiento a medio plazo", ha destacado el BCE.

Asimismo, la entidad considera que el aumento de las rentas reales y un mercado de trabajo sólido permitirán a los hogares gastar más, lo que, unido a unas condiciones de financiación más favorables, debería reforzar la capacidad de resistencia de la economía frente a las perturbaciones mundiales.

Escenarios alternativos por la guerra comercial

Por otro lado, el BCE ha indicado que, en un contexto de elevada incertidumbre, los expertos han evaluado también algunos mecanismos mediante los que distintas políticas comerciales podrían afectar al crecimiento y a la inflación en escenarios ilustrativos alternativos.

En este análisis de escenario, si en los próximos meses se produjera una mayor escalada de las tensiones comerciales, el crecimiento y la inflación se situarían por debajo de lo previsto en el escenario de referencia de las proyecciones.

En cambio, si las tensiones comerciales se resolvieran con un resultado favorable, el crecimiento y, en menor medida, la inflación se situarían por encima de lo previsto en ese escenario.

"Al nivel actual de los tipos de interés, creemos que estamos bien posicionados para afrontar las condiciones inciertas que se avecinan", ha asegurado la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno de la entidad, que decidió reducir por séptima ocasión consecutiva el precio del dinero, en una decisión adoptada "casi por unanimidad", ya que sólo un miembro del Consejo no apoyó la decisión.

De este modo, para la presidenta del BCE, con el recorte de hoy y el nivel actual de los tipos de interés, "estamos llegando al final de un ciclo de política monetaria que respondía a shocks acumulados", incluyendo la Covid-19, la guerra en Ucrania y la crisis energética, aunque Lagarde ha advertido de que actualmente hay "un momento diferente, con diferentes actores, diferentes socios y diferentes políticas".

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