Economía

La sequía arruina ya la campaña del olivar y amenaza la siembra de herbáceos

Fruta arrugada en un olivar de Jaén como consecuencia de la sequía

Fruta arrugada en un olivar de Jaén como consecuencia de la sequía / José Manuel Pedrosa / Efe

Las escasas lluvias que han caído en lo que va de otoño no han sido suficientes para aliviar la prolongada falta de agua que sufre el campo agrícola este año, que ha acabado por arruinar las previsiones de la campaña del olivar y amenaza ya a la siembra de los cultivos herbáceos de la próxima temporada.

Así lo han expresado técnicos y especialistas de instituciones de investigación y de organizaciones agrarias, que entre los cultivos en peligro cuyo fruto aún está por recoger sitúan al olivar como el más afectado, y temen que la falta de lluvias perjudique -e incluso llegue a impedir- la correcta siembra de cereales, arroz, leguminosas y otros cultivos para el año que viene.

Las altas temperaturas con las que comenzó este otoño tampoco ayudan, porque favorecen la evaporación del poco agua que se encuentra en la tierra en estos momentos, aumentando las necesidades hídricas de los cultivos.

"Lo problemático ha sido que en septiembre y octubre las lluvias han sido nulas o muy escasas, y algunas muy tardías. Es mucho tiempo seguido de estrés hídrico", explica el técnico titular del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa) Javier Hidalgo.

En la misma línea se expresa el técnico de la organización agraria Asaja Gregorio Juárez, quien indica que tener un otoño caluroso no supone un problema si llueve lo suficiente, pero que no ha sido el caso.

La planta extrae agua del fruto

La situación de estrés hídrico se traduce en que el fruto no crece, incluso se arruga, pues la planta necesita agua, que extrae del propio fruto, explica Hidalgo en lo que respecta al olivar.

Cuando esto ocurre, tampoco hay formación de aceite y si esta situación es muy prolongada puede afectar al rendimiento graso final, dando lugar a una campaña con menor aceite que en un año medio, abunda el especialista.

Según las últimas estimaciones oficiales, la producción de la campaña 2022/2023 se reducirá a 780.000 toneladas de aceite de oliva en toda España, la peor en 10 años, y solo en Andalucía, la principal región productora, la cosecha caerá a la mitad respecto a la del año pasado, con 587.000 toneladas.

En la provincia de Jaén, de cuyos campos sale la mayor parte del aceite español, la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderos (COAG) ha alertado de la "situación límite" que están viviendo los olivareros.

Esta organización agraria ha recordado que en septiembre se preveía que el olivar jiennense necesitaba, como mínimo, que lloviese entre 70 y 80 litros por metro cuadrado entre los meses de septiembre y octubre, no ya para esta cosecha cuyo fruto estaba hecho, sino para la siguiente.

Sin embargo, apenas ha llovido y los agricultores están enfrentando "muchos problemas" por la falta de agua, aparte de los altos costes de producción, y se plantean si adelantar la campaña, o "si recoger o no la poca aceituna que hay en el árbol", indica el técnico de COAG Jaén Juan Carlos Hervás.

Cultivos herbáceos

A la "horrorosa" situación del olivar, como expresa Juárez, se suma la de otros cultivos, como la colza, muy perjudicados por la falta de agua.

Además, Juárez enfatiza que los cultivos herbáceos están sufriendo una "tormenta perfecta, entre que no llueve y suben los precios del abono y el gasóleo, y que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) no termina de explicar la Política Agraria Común (PAC)".

Ante esta situación, los agricultores dudan de si comenzar a sembrar o no y qué cultivo sembrar y, como resultado, "la siembra está muy retrasada y hay zonas donde no se ha empezado a mover tierra ni a comprar abono", dice Juárez.

El técnico expresa que en España es en otoño cuando llueve porque en invierno, con los hielos, ya no cae agua, y que si no llueve en los próximos 15 días las semillas no van a tener recursos suficientes para hacerse plantas y tendremos cosechas deficitarias.

Al respecto, el técnico de Seguros Agrarios de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Javier Alejandre, ha indicado que los agricultores están "sembrando en seco" y que eso no da resultado porque "no hay humedad" en el suelo.

Alejandre comenta que esta falta de lluvias afecta también a los pastos, ya que la ganadería extensiva obtiene en esta época del año un apoyo relevante cuando hay una "buena otoñada", que significa que hay precipitaciones, la hierba crece y los animales obtienen alimento.

"Pero no está siendo así por la falta de agua, y además, allí donde ha habido agua escasa, las altas temperaturas han aumentado la evaporación y se ha reducido la humedad del suelo y la capacidad de producir pasto en la tierra", expresa este especialista.

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