Economía

Arabia Saudí transforma su economía con Visión 2030

Imagen del estado actual del Distrito Financiero Rey Abdullah, que se está construyendo al norte deRiad.

Imagen del estado actual del Distrito Financiero Rey Abdullah, que se está construyendo al norte deRiad. / A. G.

En un mundo en transformación para afrontar el reto mayúsculo de la descarbonización que la emergencia climática, hay pocos ejemplos de cambio integral de una sociedad y de una economía como la que está protagonizando Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo.

El reino saudí ha desempeñado por sus reservas petrolíferas un papel protagonista en el mercado internacional de la energía, pero en un mundo que aspira a abandonar los combustibles fósiles en este siglo, el país necesitaba cambiar radicalmente sus estructuras sociales y económicas.

Para lograrlo, el reino lleva ya más de seis años desarrollando un ambicioso programa de transformación, denominado Visión 2030, que lidera el príncipe heredero Mohamed bin Slaman bin Abdulaziz, quien también es el primer ministro del Gobierno saudí desde hace algo más de un mes.

A partir de tres pilares, “una sociedad vibrante, una economía próspera y una nación ambiciosa”, Visión 2030 está cambiando el país a un ritmo acelerado.

Visión 2030 es una estrategia que agrupa distintos programas para fortalecer sus estructuras sociales (basadas en los valores islámicos y en la monarquía), diversificar su economía y mejorar sus estructuras de gobierno.

La ejecución de esta estrategia ya está en marcha, como pudo comprobar este periódico en una reciente visita a Riad, y el país tiene la determinación de ejecutarla para garantizar su futuro a medio y largo plazo, incluso aunque el petróleo siga siendo fuente de riqueza en los próximos lustros.

Precisamente, una de las principales fortalezas del reino saudí para poder desarrollar este cambio estratégico es su enorme capacidad inversora, gracias a los recursos que acumula por la venta de gas y petróleo en el último siglo.

Los cambios económicos son los más evidentes para poder ejecutar la estrategia Visión 2030. Para hacer crecer la economía y diversificarla, el reino saudí ha puesto en marcha un programa nacional de transformación de tejido productivo, mayoritariamente público, para facilitar los negocios en el país. Este plan va a dotar de la infraestructura necesaria para que exista un sector privado más vigoroso, que conviva también con el estatal. Para ello han hecho una fuerte apuesta por la digitalización.

También se ha iniciado un programa de privatización de activos de propiedad estatal, para mejorar los servicios que se dan a la sociedad saudí, atraer inversión extranjera y mejorar la balanza de pagos.

Desarrollar el sector financiero es otro de los ejes económicos de la diversificación. Arabia Saudí quiere ser uno de los principales mercados financieros de Oriente Próximo. La expresión máxima de este objetivo es la construcción en la capital del reino del nuevo Distrito Financiero Rey Abdullah (KAFD, por sus siglas en inglés). Un megacomplejo de rascacielos y equipamientos construido en los últimos cinco años –más de cinco millones de metros cuadrados– que combina también el uso residencial además de las oficinas de los bancos, empresas financieras y la propia autoridad bursátil del país.

El KAFD es una de los principales activos de la cartera de inversión del fondo soberano de Arabia Saudí, (PIF, Public Investment Fund), otro de los instrumentos económicos creados para la implementación de los objetivos Visión 2030.

De hecho, su nueva sede es el rascacielos más alto del complejo financiero creado en Riad, que cuenta también con una mezquita, la primera construida en todo el país sin un solo pilar.

Junto al desarrollo financiero, las autoridades saudíes están apostando por la industrialización y la logística, a través de otro programa nacional, lanzado en 2019. La situación geoestratégica de Arabia le permite ser puente entre el extremo oriente y Europa. Su aspiración es ser un centro logístico global.

Entre sus objetivos está que el reino gane relevancia como país manufacturero, cuando ahora tiene que importar muchos de los bienes de los que disfruta la población saudí. Para ello ha lanzado el programa Saudi Made (hecho en Arabia Saudí).

El desarrollo de las energías renovables también forma parte de esta parte de la estrategia nacional, ya que tiene un potente recurso solar y territorio –tiene 2,15 millones de kilómetros cuadrados– para convertirse en potencia en producción de energía limpia. La estrategia no abandona la industria petroquímica. Antes al contrario, prevé potenciarla con la creación de productos relacionados con el petróleo y el gas.

Arabia confía en su patrimonio monumental como atractivo turístico. Arabia confía en su patrimonio monumental como atractivo turístico.

Arabia confía en su patrimonio monumental como atractivo turístico. / M. G.

Apuesta por el turismo

En la diversificación de la economía saudí, la estrategia Visión 2030 da también un papel relevante al desarrollo turístico del país. Antes de 2019, en Arabia Saudí solo se concedían visas turísticas por motivos religiosos –acoge las dos mezquitas sagradas del islamismo–, de negocios, para trabajar en el país o visitar a parientes.

Ese mismo año, siempre dentro de Visión 2030, se aprobó la estrategia nacional de desarrollo del turismo. y se creó la visa para poder llegar al país con fines turísticos.

Para poder competir como destino turístico, se creó también un Ministerio específico, que es el encargado de diseñar la legislación relacionada, y una Autoridad Turística, que es la que implementa la estrategia para cambiar el país para poder afrontar la llegada de visitantes.

En estos años, Arabia se ha centrado en promocionar las razones para viajar al país y ha fijado varios motivos que pueden llevar al turista a traspasar sus fronteras y que están relacionados con su diversidad natural, su patrimonio cultural y monumental, además del tradicional religioso.

La oferta relacionada con la naturaleza está enfocada al turismo de aventura en sus parajes, sean verdes o desérticos o al buceo, aprovechando la costa virgen que conserva en el Mar Rojo, al sur de la península Arábica.

Para esta última oferta está desarrollando la infraestructura turística costera con máximo respeto al entorno natural.

Un buceador en el Mar Rojo, en la costa de Yeda. Un buceador en el Mar Rojo, en la costa de Yeda.

Un buceador en el Mar Rojo, en la costa de Yeda. / M. G.

La idea es que además del buceo, el turista también se vea atraído por una oferta de sol y playa, que complemente la cultural y monumental y la de aventura y bienestar.

La fuerte apuesta por el turismo queda patente cuando se cifra la inversión que va a destinar a competir en ese negocio: 10.000 millones de dólares en los próximos diez años a través de un Fondo para el Desarrollo del Turismo.

Para ello, la Autoridad Turística Saudita está desarrollando una marca internacional, Saudi, que incluyen campañas para promocionarse como destino.

Los principales mercados de turistas que espera captar Arabia son China, India, los países vecinos de Oriente Próximo, Europa y Norteamérica.

El fomento del turismo ha comenzado por animar a los propios saudíes a conocer su país. La inversión está centrada en crear infraestructuras para la industria turística, incluyendo que los grandes operadores globales puedan invertir en hoteles, complejos resort y otras iniciativas que potencien la llegada de extranjeros. Entre las infraestructuras se están construyendo más aeropuertos y carreteras. También la creación de nuevas aerolíneas, una para el turismo masivo y otra de lujo.

La Autoridad Turística que el visitante hoy por hoy tendrá en la Cultura y la aventura los principales ganchos, pero está convencida que cuando esté desarrollada la estrategia hotelera, el sol y playa será la primera razón para viajar al reino saudita. Incluso consideran que la prohibición total de vender y consumir alcohol en locales no será un freno para este desarrollo.

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