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Doñana nos muestra un mosaico de diferentes paisajes donde conviven una amplia variedad de especies de plantas y animales. Su extensión y su ubicación lo convierten en lugar de invernada de millones de aves migratorias.
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No en vano, es uno de los humedales más importantes de Europa. Una joya de la naturaleza que podemos conocer más a fondo de distintas formas. Una de las más sencillas y fáciles de disfrutar es a través de los senderos, que nos permiten adentrarnos en Doñana a nuestro ritmo, pudiendo reparar en cada detalle y de forma gratuita mientras realizamos una actividad saludable. Aunque hay muchos más, aquí te presentamos 5 senderos con los que adentrarse en el corazón de Doñana.
Este Arboreto, junto con los ubicados en El Acebuche, Los Cabezudos y El Loro, formaba parte de un entramado de centros de ensayo forestal que estuvo funcionando hasta principios de los años 70, siendo el de El Villar el único que se ha mantenido en su integridad, lo que hace de él un elemento de gran valor educativo, histórico y botánico. El sendero recorre la mayor parte del área botánica, completándose con numerosas sendas que acercan al visitante a las distintas parcelas y permiten su acceso de unas a otras. En las parcelas están representadas hasta 48 especies diferentes junto con algunos híbridos producidos entre algunas de ellas. El sendero dispone además de una completa señalización en las que se van identificando las diferentes especies existentes así como sus características y peculiaridades correspondientes. Como elementos complementarios, cuenta con una zona de estacionamiento, un pequeño merendero y un pequeño habitáculo donde se exponen varios paneles informativos sobre la historia del Arboretum, las especies presentes y el papel del eucalipto como género forestal ampliamente extendido en nuestro territorio.
Ficha técnica Distancia:
6 kilómetros
Duración: 2 horas
Dificultad: Baja
Acceso: Libre
Cómo llegar: Una vez en la localidad de Bonares, se toma la salida hacia San Juan del Puerto por la A-5001 hasta enlazar con la A-486. Aquí giramos en dirección Rociana del Condado y, tras unos pocos metros, tomamos la pista asfaltada que sale a la derecha en dirección a Mazagón (antiguo Camino de los Playeros). A unos 8,5 km desde el entronque, a la derecha se localiza la portada de acceso a la zona de estacionamiento donde podemos dejar el vehículo e iniciar desde aquí el recorrido peatonal.
El sendero del Charco de la Boca comienza en el patio delantero del centro de visitantes La Rocina. Tiene una longitud de unos 3,8 kilómetros y se desarrolla en varios trazados contiguos que permite organizar el recorrido en función de tus intereses. En un primer momento se aproxima a la choza rociera. Merece la pena prestar atención a sus características constructivas, ya que representa un modo de vida, ya prácticamente desaparecido de la zona, que utilizaba como materiales de construcción los recursos que el medio disponía: troncos de eucaliptos, sabinas o pinos y castañuela de la marisma. La Rocina es una zona de cría ideal para el calamón común, avetorrillo común o cerceta pardilla, pero también es posible observar otras especies que frecuentan este medio como el Morito común, garceta común, garza real o garza imperial, entre otras.
Ficha técnica:
Distancia: 3,8 kilómetros
Duración: 2 horas
Dificultad: Baja
Acceso: Libre
Cómo llegar: En la carretera A-483, que une la aldea del Rocío con el núcleo de Matalascañas, tomamos la salida que indica La Rocina y El Acebrón. Nada más salir de la carretera, junto al aparcamiento, encontramos el centro de visitantes y a su lado el sendero.
Este trazado, paralelo a la laguna de la que toma su nombre, permite llegar a diferentes observatorios desde los que descubrir a la fauna acuática que frecuenta estas zonas húmedas. La fauna que se puede apreciar está en libertad por lo que quizá sea preciso concentrar toda la atención para divisarla. Se distinguen especies diferentes, según la época del año. Una de las más peculiares, y que se observa durante todo el año, es el calamón común. En primavera será fácil observar especiales como el ánade real, porrón común, zampullín común, somormujo lavanco o martinete, entre otras. Durante los meses de otoño e invierno es posible distinguir a las especies invernantes: ánade friso, ánade silbón, pato colorado... Desde el punto de vista botánico, el senderista caminará junto a los álamos blancos que rodean la laguna, los pinos piñoneros y las formaciones vegetales características de los cotos.
Ficha técnica:
Distancia: 2,1 kilómetros
Duración: 1 hora
Dificultad: Baja
Acceso: Libre
Cómo llegar: Circulando por la carretera A-483, El Rocío- Matalascañas, tomamos la salida del kilómetro 12 que indica El Acebuche. Continuando aproximadamente dos kilómetros por una pista asfaltada, llegaremos al centro de visitantes El Acebuche en cuyo patio encontraremos el inicio de este traza
Un rosario de lagunas cosido por un hilo, Ribetehilo (hilera de riberas), marca el encuentro de dos sustratos geológicos diferentes. Este sendero recorre justamente ese límite que en el pasado fue cauce, apenas hoy reconocible, de las aguas que por fin salían a la superficie. Este conjunto de lagunas, acompañado de un mar de pinos piñoneros y monte blanco, supone un contraste con el paisaje fundamentalmente arenoso del entorno. Alcornoques, madroños y retamas están sustituyendo los eucaliptos con los que se repobló la zona años atrás. A lo largo de este recorrido iremos encontrando carteles explicativos sobre diferentes temas de interés: las repoblaciones de eucaliptos y pinos, la turba y plantas carnívoras, el madroño y sus frutos, el palmito y sus aprovechamientos, los sustratos geológicos y el color de las arenas, o sobre la restauración del paisaje y su visión futura. El sendero lineal discurre directamente sobre la arena hasta llegar a una pasarela que atraviesa la laguna y nos permite disfrutar desde dentro de una de estas manchas de humedad.
Ficha técnica:
Distancia: 2,4 kilómetros
Duración: 50 minutos
Dificultad: Baja
Acceso: Libre
Cómo llegar: Desde Almonte por la HU-4200, en sentido suroeste, se llega a Los Cabezudos. Cruzar este poblado forestal y seguir por el carril hacia El Abalario. Encontraremos el inicio del sendero a unos 5 km.
La laguna del Jaral es un gran claro en un bosque de pinos. Partiendo de la carretera y de la zona lagunar próxima, avanzamos entre pinares plantados a mediados del siglo para impedir el avance del médano del Asperillo, un impresionante frente dunar que, elevado a modo de acantilado, asoma al océano Atlántico. El trayecto nos permitirá disfrutar de la duna del Asperillo y de su acantilado, declarado, por su valor ecológico y geológico, Monumento Natural Acantilado del Asperillo de Andalucía. No está permitido el acceso a la playa desde el acantilado.
Ficha técnica:
Distancia: 5,2 kilómetros
Duración: 2 horas
Dificultad: Baja
Acceso: Libre
Cómo llegar: Desde Matalascañas, tomar la A-494 en sentido noroeste hacia Mazagón. A unos 7 km se inicia el sendero en el margen izquierdo de la carretera.
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