La refrescante tradición donde todo el mundo acaba empapado en un pueblo de Huelva
Verano en Huelva
Este fin de semana llega una de las celebraciones más esperadas, divertidas y refrescantes del final del verano onubense: La Fiesta de los Jarritos de Galaroza
Comienza la centenaria Romería de uno de los pueblos más bonitos de Huelva: Es de Interés Turístico Nacional y recibe miles de visitantes cada año
Nacida en el siglo XIX, la Fiesta de los Jarritos de Galaroza es una de esas celebraciones estivales que sorprenden por su originalidad y cercanía. La tradición, según cuentan, pudo empezar con una broma entre vecinos: alguien, en un arrebato de gracia, lanzó un jarro de agua al grito de “¡¡¡Aguaahí!!!”, y aquel gesto acabó sembrando una costumbre que ha perdurado hasta hoy.
En pleno valle del río Múrtiga se encuentra Galaroza, un pintoresco pueblo serrano que cada septiembre rinde homenaje al agua convirtiéndola en protagonista de su diversión más refrescante: mojar a todo aquel que se cruce en sus calles.
Este enclave, que en tiempos árabes fue conocido como Valle de la Desposada o Valle de las Doncellas, es uno de los rincones más singulares de la Sierra de Aracena.
El origen de esta tradición
Los vecinos de Galaroza han sabido mantener esta fiesta viva, transmitiéndola de padres a hijos. Su historia se remonta a cuando los alfareros de la comarca extremeña de Barros hacían parada en el pueblo camino de la romería de la Reina de los Ángeles, en la Peña de Arias Montano, en Alájar.
Allí vendían piezas de barro que se probaban en las fuentes, y se cree que la costumbre de salpicar a alguien con el agua de uno de estos cacharros fue el germen de la festividad.
La gran mojada del 6 de septiembre
Cada 6 de septiembre, el pueblo se transforma. Los vecinos y visitantes participan en la gran “mojada”, provistos de piporros, cubos o cualquier recipiente a mano, mientras resuena una y otra vez el ya mítico grito: “¡¡¡Aguaahí!!!”. Es imposible salir seco de la experiencia, pero ahí está la gracia: dejarse llevar por el ambiente, reír y compartir.
Hace unos años, la sequía obligó al Ayuntamiento a restringir la fiesta y centrarla únicamente en torno a la Fuente de los Doce Caños. Una medida necesaria, que reflejó entonces no solo la preocupación por mantener viva la tradición, sino también la urgencia de proteger un bien tan esencial y escaso como el agua en estos tiempos.
Un pueblo con esencia serrana
Galaroza es reconocida tanto por la pureza de sus manantiales como por la tradición artesanal de la madera. Situada en pleno corazón de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, cuenta con unos 1.400 habitantes que disfrutan de un entorno de gran belleza y múltiples razones para recibir visitantes.
Entre su patrimonio destacan la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción, la ermita de Nuestra Señora del Carmen o la ermita de Santa Brígida. A ello se suman sus fuentes, auténticos símbolos locales, como la de los Doce Caños o la de Los Jarritos, ligadas de forma directa a la fiesta que ha dado fama al pueblo.
A todo ello se añade su encanto urbano: Casas encaladas, calles empedradas y estrechas, y las conocidas regaeras, acequias que recorren las vías principales y que forman parte de la identidad de los cachoneros.
Y, por supuesto, no puede faltar su gastronomía. Al estar rodeado de dehesas donde la bellota es reina, Galaroza presume de embutidos, guisos y un jamón ibérico de bellota de máxima calidad.
También te puede interesar
Lo último