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La comarca del Andévalo, ubicada justo en la frontera con Portugal, arrastra un pasado artesanal, ganadero y cinegético. Peculiares y variadas tradiciones que hacen viajar en el tiempo al visitante. En el terreno de la música destaca su fandango, así como en la gastronomía el protagonista es el gurumelo.
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Formado por 16 bellos municipios, estos cinco pueblos del Andévalo harán que enamores perdidamente del encanto de la tierra onubense.
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Un pueblo históricamente minero, a caballo entre llanuras y serranías, palpitando en el corazón de la comarca andevaleña. También es la puerta al Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
El Mercado de Abastos, de estilo modernista, es uno de los edificios más singulares del municipio. El paseo por la Calañas debería conducir a la calle Quemada, y en el número 12 podrás observar una fachada típica de las más bonitas del pueblo.
Además de las exquisiteces gastronómicas, como las cachuelas, recortes y riñones, el plato estrella calañés es las esesitas, unos dulces muy elaborados que se degustan en primavera y no faltan en la romería.
Calaña, como muchos pueblos de Huelva, tiene su propio estilo de fandango, con su tonalidad y dejillo. Gonzalo Clavero es uno de los que siguen cultivando este cante, a la vez que dirige el taller de guitarra Tío Manuel Colorao, y el guitarrista Francisco Cruzado Calleja.
Visitar Puebla de Guzmán es una invitación a vivir lo esencial del Andévalo y aprovechar la cercanía a la Sierra, a la Costa de la Luz y al Alentejo y Algarve portugués.
A probar su rica gastronomía, alimentada por el uso tradicional de las amplias dehesas de encinar que alojan una de las principales actividades económicas de la localidad, la ganadería extensiva del cerdo ibérico y de ganado ovino y caprino.
A palpar el reciente pasado industrial minero, que se puede ver en la tranquila y bonita aldea de Minas de Herrerías y los restos de la más antigua mina de Cabezas del Pasto.
A pasear por su rico patrimonio material, como los restos del Castillo del siglo XVII, baluarte defensivo en el que se encuentra integrada la Iglesia Parroquial, el Convento de María Auxiliadora, el bonito entramado de sus calles empedradas y centenarias casas, y como colofón, la atalaya que corona toda la comarca, el Cerro del Águila, donde se encuentra la Ermita de la Virgen de la Peña, paisaje que alegra tanto a la vista como al espíritu.
Y a disfrutar de su rico patrimonio inmaterial, con la vistosidad de sus trajes de Gabachos, la Danza de las Espadas y los centenares de caballos que festejan la Romería a finales de abril en sus calles y en la Ermita.
¿Qué podemos ver en Puebla de Guzmán?
El entorno del Cerro del Águila, catalogado como Paisaje de Interés Cultural de Andalucía, donde se encuentra la ermita de la Virgen de la Peña, con magníficas vistas de toda la provincia, y donde se encuentra el mejor enclave de la provincia para practicar la escalada.
Visita de los restos de los más de 15 molinos de viento que están repartidos por el perímetro urbano; la Romería de la Virgen de la Peña, el último fin de semana de abril; la Feria ganadera, en el inicio de la primavera; el bonito trazado urbano de calles empedradas y casas tradicionales; el poblado minero de Herrerías y las huellas de actividad minera; el convento de María Auxiliadora, catalogado como BIC (Bien de Interés Cultural); la iglesia parroquial de la Santa Cruz y los restos del castillo de Puebla de Guzmán, perteneciente a la llamada línea defensiva de Ayamonte, catalogada como BIC; y la presa del Andévalo.
Cabezas Rubias atesora una historia milenaria labrada con el esfuerzo de sus gentes. En un medio natural verdaderamente privilegiado, las tierras rubiatas han convivido con los aprovechamientos más tradicionales de la sierra, basados en la ganadería y la agricultura. Su historia, sus fiestas, su gastronomía, su naturaleza y sus gentes son una excelente invitación para adentrarnos en el Andévalo más puro y genuino.
Dice un fandango antiguo y valiente: "Se fueron las aguas turbias y los malos sinsabores, se fueron las aguas turbias y fundaron sus amores gentes de Cabezas Rubias ¡Ay! Naciendo, las nuevas flores". Este elemento fundamental del folclore nos sirve para retratar el asentamiento de colonos en el Campo de Andévalo al amparo de repoblaciones de los señores de Niebla a finales del siglo XIII Y principios del XIV.
Unos años después, en 1309, se le concedió una dehesa boyal para poder criar ganado e incrementar los habitantes. Se llamaba entonces la población: Cabeza de Andévalo. Después se le añadirá el topónimo Rubias en honor a los cabezos rojizos de los alrededores. En torno a 1325 ya se había convertido en aldea de Niebla.
En un espacio difícil, marginal, periférico y fronterizo han debido desarrollar los vecinos sus vida, sin embargo, poco a poco han ido construyendo un enorme patrimonio natural y cultural. Si algo caracteriza el día a día es el contacto con la naturaleza y las construcciones de sus casas encaladas con tejados rojizos a dos aguas.
La llegada de diversas civilizaciones ha permitido que el término municipal este salpicado de yacimientos arqueológicos, siendo los más antiguos los calcolíticos. Pero también destacan elementos del patrimonio religioso como la iglesia parroquial bajo la advocación de la Patrona Nuestra Señora de Consolación, construida a finadles del siglo XVIII.
El elemento más significativo del pueblo es su Molino de la Divisa. Este molino es uno de los más bellos que se puede contemplar en toda la provincia. Formaba parte de la red de molinos que iba desde Niebla a Portugal. Fue levantado en la segunda mitad del siglo XVIII siguiendo uno de los tres esquemas de molino mediterráneo, el más abundante en España. Ahora, después de una dura vida de trabajo, el molino La Divisa se encuentra restaurado y puede ser visitado fácilmente por cualquier/a viajero/a que quiera disfrutar de una excelente vista del pueblo y del comienzo de la sierra del Andévalo.
Cabezas Rubias también posee un patrimonio natural con la finca denominada La Sierra, una inmensa finca de más de 2.000 hectáreas con repoblaciones de pinos y eucaliptos, cercana al poblado del Mustio, que la convierte en un territorio ideal para practicar deportes como la caza o el senderismo. Su situación, climatología y diversidad de carriles y caminos la posicionan muy bien para ofrecer al turista rutas de senderismo.
El 20 de enero se celebra la festividad de San Sebastián, uno de los hito del calendario festivo rubiato. Desde los años 80 del siglo pasado se celebra la Romería de San Sebastián el segundo fin de semana del mes de mayo en el cabezo 'El Buitrón'. En dicho cabezo se encuentra otro de los monumentos a visitar en Cabezas Rubias, la 'Ermita de San Sebastián', construida en 1989.
Su diseño sigue las directrices del barroco andaluz, de carácter humilde, consta de un solo cuerpo y un pequeño ábside en el que se sitúa el altar, lugar don se encuentra la imagen de San Sebastián. Fue construida y sufragada por todos/as los/as vecinos/as del municipio. A mediados de agosto se celebra la popular feria en honor de Nuestra Señora de Consolación con actividades tradicionales como las carreras de cintas a caballo en la calle Rincón.
La gastronomía del municipio está estrechamente ligada a la ganadería de cerdos, ovejas, cabras o vacas y a recursos naturales como las setas, donde destaca el gurumelo. La sabiduría de las mujeres ha proporcionado excepcionales platos como la caldereta de cordero, el guisado de revoltillos, gazpacho de invierno o los potajes y cocidos de gurumelos. Los dulces y postres no le van a la zaga destacando los gañotes, tortas de chicharrones, poleas, piononos, rosas y roscos.
En definitiva, Cabezas Rubias es una tierra amable, donde nadie es forastero, con una variedad de encantos por enseñar a sus visitantes.
El extraordinario patrimonio monumental del municipio, plasmado en la Iglesia Santa María de Gracia y las ermitas del siglo XVI: ermita de la Trinidad, ermita de Nuestra Señora de los Dolores y ermita de San Benito, son un claro ejemplo de la vida religiosa plasmada durante siglos en sus gentes.
Obligada visita al Museo Etnográfco situado en un pósito del siglo XVII. Degustar su repostería típica, su gastronomía basada en productos de la tierra, o practicar deporte en plena naturaleza, son otras posibilidades.
La Romería de San Benito Abad, la más antigua de la provincia de Huelva y declarada de Interés Turístico de Andalucía, es un viaje el tiempo, contemplar los trajes con sus joyas y sus bailes.
Para descansar hay que hacerlo en Casa Camilo (www.casa-camilo.com), una infraestructura turística pensada para el confort y la tranquilidad de los visitantes, en pleno casco histórico.
Situado en el sector central de la provincia de Huelva, Valverde ocupa espacios de la Tierra Llana y del Andévalo onubense. En el Bronce inicial, el hombre dejó huellas de su paso por estas tierras, hace unos cinco mil años, en relación con la actividad minera.
Se constatan pequeños hábitats rurales bajo la denominación romana, en los que se intercambiaban productos mineros, ganaderos y agrícolas. Los musulmanes construyen en este territorio una serie de atalayas fortificadas, para proteger alquerías y vigilar los caminos que llevan a Niebla, cabecera del reino de taifa.
Con una rica traición vinculada a la producción de artículos de cuero, especialmente botas y calzado, la localidad ha ganado renombre por su industria artesanal.
La Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. del Reposo o la Ermita del Santo, así como la Casa Dirección son alguno de los edificios más emblemáticos del municipio. Historia, artesanía y cultura en un marco pintoresco que enamora a quien lo visita.
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