Hablar del Horno Martín Naranjo es hacerlo de historia, de esfuerzo, de tradición y artesanía, y pueblo almonteño. Actualmente, la tercera generación se encuentra al mano de este famoso horno. Juan Francisco y Carlos son panaderos, crecidos entre hornos y kilos de harina, inquietos e innovadores. 

En este horno almonteño puedes probar tanto panes de autor (siempre bajo encargo), como los de toda la vida. Aunque toda su línea de productos es exquisita, los más característicos son el pan Bazo, los picos y las rosquillas. 

Panes artesanos del Horno Martín Naranjo

El Horno Martín Naranjo es patrimonio culinario de Almonte, y presumen siempre que pueden de su origen, destacando la procedencia de sus productos en todas las etiquetas. El horno está ubicado entre el municipio almonteño y la archiconocida aldea de El Rocío. Tiene anexo una venta que lleva el mismo nombre, a la que acuden los trabajadores de la zona y forasteros a disfrutar de uno de los mejores desayunos de la zona, del menú del día, o de sus deliciosos bocadillos preparados con sus panes y productos de alta calidad. 

Desayunos en la Venta Martín Naranjo

Juan y María Dolores son los padres de Juan Francisco y Carlos, y no es de extrañar verlos en el horno, ya jubilados, observando con orgullo, desde el merecido descanso, el gran legado que dejaron a sus hijos y que ellos siguen haciendo crecer. 

Izquierda: María Dolores en el horno | Derecha: Juan, preparando pan

Sus productos no llevan colorantes ni conservantes, tal y como reza en sus etiquetas. Etiqueta en la que Juan y María Dolores fueron pioneros, pues las ponían a todos sus productos marcando los valores nutricionales desde antes de que la normativa lo hiciese obligatorio. Juan y María Dolores lo tenían claro, no tenían nada que ocultar. 

Tal es el éxito de los productos de este emblemático horno, que sus panes y picos son los favoritos de los mejores chefs de la provincia y no faltan en casi ningún evento culinario onubense.