Poca gente en agosto, casi nadie en septiembre: La playa de Huelva que encontrarás casi vacía para despedir relajadamente el verano
Verano en Huelva
"Aún quedan días de verano", como cantaba Amaral, y si lo que deseas es clavar la sombrilla sin tener que compartir apenas espacio con otros veraneantes de septiembre, en Huelva existe un rincón que es todo un refugio de calma
Playas de Huelva que siguen siendo un paraíso en septiembre: Más tranquilas y con temperaturas apacibles
La playa de Huelva de aguas tranquilas y cristalinas que más sorprende: Está donde el mar se une con los pinos
"Aún quedan días de verano", como cantaba Amaral, y si lo que deseas es clavar la sombrilla sin tener que compartir apenas espacio con otros veraneantes de septiembre, en Huelva existe un rincón que es todo un refugio de calma.
Se trata de la playa de Rompeculos, un enclave privilegiado dentro del Parque Natural de Doñana, donde la tranquilidad es su principal atractivo. Entre el Parador de Mazagón y el Camping Doñana, se abre este extenso arenal que guarda un secreto irresistible para los amantes del mar más auténtico: poder disfrutarlo casi en soledad. Sus aguas limpias y azuladas, junto con la amplitud de su playa dorada, transmiten la sensación de estar en un paraíso privado. Como decía un visitante: “La mejor playa que he conocido, muy tranquila y sin aglomeraciones”.
Para acceder, lo habitual es dejar el coche en el aparcamiento de pago que hay junto a la carretera, en el tramo del carril bici que conecta Mazagón con Matalascañas. Desde allí, una larga pasarela de madera, flanqueada por zarzas, romero y altos pinares, conduce hasta la arena. En su lado izquierdo se encuentra la zona destinada al nudismo, aunque en general conviven en armonía quienes prefieren bañador con quienes optan por disfrutar sin él.
Antes de descender, desde los acantilados se puede contemplar una panorámica espectacular: el océano abierto, los barcos pesqueros en la distancia, el espigón de Huelva, la centenaria Torre del Oro (o Loro) e incluso las localidades costeras cercanas. Un mirador natural que ya de por sí merece la visita.
Una playa tranquila, y muy querida
El curioso nombre de Rompeculos no es reciente. Según se cuenta, surgió en el siglo XIX por la presencia de un canal de agua (posiblemente un arroyo) que rompía los acantilados de la zona. Aunque hoy en día todavía arranca sonrisas y cierta incredulidad, lo cierto es que forma parte de la historia local
Lo que convierte a esta playa en un lugar especial es, sobre todo, su baja afluencia. Al no estar junto a urbanizaciones ni contar con servicios típicos de playas urbanas (no hay duchas, hamacas, chiringuitos ni socorristas), se mantiene prácticamente virgen. Son las familias y grupos de amigos quienes se organizan con neveras y sombrillas para pasar allí el día, ya que no está permitido acampar. Para comer o alojarse, la opción más cercana está en la playa del Parador de Mazagón, a pocos kilómetros.
Rompeculos también se transforma en un escenario único al caer la noche. Gracias a la ausencia de contaminación lumínica, se convierte en un lugar perfecto para observar las estrellas, especialmente durante las Perseidas en verano. De hecho, se organizan visitas nocturnas para disfrutar de este espectáculo celeste, un plan inolvidable para quienes buscan emociones diferentes frente al mar.
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