Se trata de un producto netamente onubense, ancestral y probablemente autóctono, no necesita ni denominación de origen, ni ningún símbolo que lo distinga como tal, solo con verlo se sabe qué es y de dónde procede, de Huelva. Solo hay que tener en cuenta que se trata de una especie protegida y que para su recolección son necesarios unos o varios permisos.
Es la única palmera autóctona de Europa y se encuentra en el ámbito mediterráneo desde el Algarve a Gerona, Sicilia y Norte de África.
El palmito de Huelva es una palma pequeña, con raíces profundas, muy difícil de sacar del suelo; el tronco está enterrado y solo afloran unas hojas de palma del que una vez limpio, lo arreglan con un calabozo, se va deshojando y encontramos dos productos: las abuelas y el cogollo o centro, totalmente diferentes en sabor y en su consumo.
Su hábitat está en los montes áridos de nuestras sierras, en zonas con menos agua, pues como es normal en las palmeras el exceso de agua les perjudica, es curioso cuando hay muchos palmitos hay pocos gurumelos y viceversa.
Se venden en la calle a un precio que oscila entre 4 y 5 euros, cosa que no es de extrañar. Sacar y limpiar un palmito te puede llevar una hora de trabajo.
Por otro lado, tienes que ir a buscarlos al campo, como más cerca, Beas, aunque los mejores son los de la zona de Zalamea, Berrocal, Riotinto y Nerva.
Sus productos comestibles son las abuelas u hojuelas que se encuentran bajo las terminaciones de sus hojas y el tronco central o cogollo.