Si alguna vez te preguntaste qué pueblo es el más grande de Huelva en extensión, es Almonte. Con 859,2 kilómetros cuadrados, ocupa más del 8% del total de la superficie de Huelva. También es el séptimo más grande de Andalucía.

Almonte es una de las localidades más destacadas e internacionales de Huelva. A solo 50 kilómetros de la capital, a la localidad almonteño se le añaden la archiconocida aldea de El Rocío, y el núcleo costero de Matalascañas.

Pero Almonte no es solo el pueblo más grande de Huelva sino también uno de los más conocidos mundialmente por su popular Romería de El Rocío. Un enclave en el que la naturaleza más salvaje, la buena gastronomía y la fe se dan la mano.

Santuario de la Virgen del Rocío

De hecho, el portal turístico Viajar, de El Periódico, incluye a Almonte entre los 22 municipios con más encanto de España, por brillar con luz propia, sobre todo, por sus arraigadas tradiciones.

"El sol, la luz y la sal marina han dado a estas tierras el especial encanto de lo sencillamente bello", recogen desde la publicación, considerándolo el destino perfecto por su paisaje de viñedos y olivares, encinares y pinos, cotos, dunas, marismas y playas. Una diversidad natural que, dicen, "rompe los esquemas y estereotipos tradicionales". Almonte conquista por la tranquilidad, la calma y la transmisión del saber vivir de siglos.

Matalascañas, una de las mejores playas de Andalucía según National Geographic

En el puesto número 3 a nivel andaluz y 11 a nivel nacional, se encuentra una de las más populares y aclamadas en verano, también perteneciente a Almonte. De ambiente familiar y de las más visitadas en temporada estival, Matalascañas es un ir y venir constante de turistas de la provincia y del resto de Andalucía y España.

Playa de Matalascañas

"Se trata de un extenso arenal con más de cinco kilómetros de longitud, por lo que es una de las más grandes de la Costa de la Luz. Se la reconoce por su peculiar "Piedra" que sobresale en la orilla. No es ninguna formación geológica extraña, sino la antigua Torre de la Higuera, una de las torres que protegían el litoral de ataques, pero que no resistió el fuerte maremoto de Lisboa en 1755", así la describen desde National Geographic.