Dicen que es el edificio más embrujado de Huelva: "Donde las voces no se apagan ni de madrugada"
En Huelva, el miedo tiene nombre y dirección: Guarda ecos del pasado, trece almas, ascensores que se mueven solos y un sinfín de noches sin explicación
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Hay lugares que no necesitan estar en ruinas para dar miedo. En pleno corazón de Huelva capital, el edificio de la Cruz Roja se alza discreto, de día, el tránsito de voluntarios, ambulancias y visitantes le da vida. Pero cuando cae la noche, dicen los que lo han sentido que algo cambia.
Los pasillos se enfrían, los ascensores parecen tener voluntad propia y un murmullo antiguo se cuela entre las paredes. Lo llaman Las Voces de la Cruz Roja de Huelva, y pocos onubenses ignoran su historia.
Todo comenzó hace décadas, cuando una tragedia marcó para siempre aquel lugar. Corría el año 1956 y un derrumbe en una calle cercana se cobró trece vidas. Desde entonces, la sombra del suceso pareció quedarse flotando en el ambiente. Con el paso de los años, empleados, militares que cumplían su servicio y voluntarios comenzaron a contar lo mismo: que allí, en las madrugadas más silenciosas, ocurrían cosas imposibles de explicar.
Uno de los testimonios más conocidos es el de un guardia que, durante una noche de abril, escuchó cómo el pomo de una puerta giraba una y otra vez sin que nadie intentara entrar. Cuando se acercó, el pasillo estaba vacío y el resto de compañeros dormían. Otros aseguran que el ascensor sube y baja solo, que las luces parpadean en las guardias de madrugada y que, desde el sótano, se escuchan pasos lentos, como si alguien arrastrara el cansancio de otra época.
En una ocasión, cuentan, una camilla comenzó a desplazarse sola por el pasillo principal, golpeando suavemente la pared. Y hay quien ha oído, en la sala de transmisiones, una voz femenina susurrar nombres que nadie reconocía. Los más escépticos lo achacan a los viejos sistemas eléctricos del edificio. Los que creen, prefieren no quedarse solos demasiado tiempo.
Algunos aseguran que es solo la sugestión, y hoy, el edificio sigue en uso, repleto de actividad y humanidad, pero su leyenda continúa viva. Nadie ha podido demostrar que allí habiten fantasmas, y sin embargo, muchos de los que han pasado por sus pasillos conservan la misma sensación: La de no estar completamente solos.
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