La Coral Polifónica de Moguer pone la música en la boda del hijo de Carlos Herrera

La Coral Polifónica de Moguer pone música al "sí quiero" de Alberto Herrera y Blanca Llandres. Uno de los momentos más emotivos fue cuando acompañaron a la voz de José Manuel Soto

La Coral Polifónica del Liceo Municipal de la Música de Moguer en la boda de Alberto Herrera y Blanca Llandres
La Coral Polifónica del Liceo Municipal de la Música de Moguer en la boda de Alberto Herrera y Blanca Llandres / FB Liceo Municipal de la Música de Moguer | Miguel Gómez

El pasado sábado 18 de octubre, un luminoso día de otoño en Sanlúcar de Barrameda, el amor de Alberto Herrera y Blanca Llandres se vio acompañado por un regalo muy especial: La música en vivo de la Coral Polifónica de Moguer.

La boda, celebrada en la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad, se transformó en un momento mágico gracias a la voz y armonía de este coro con raíces en Huelva.

Desde el instante en que los novios aparecieron en el altar, la Coral Polifónica de Moguer llenó el espacio con melodías que abrazaban cada emoción en la boda del hijo del locutor Carlos Herrera y la presentadora Mariló Montero.

No era solo un acompañamiento musical, sino una forma de contar la historia de la pareja a través de notas que fluyen con el corazón. Cada acorde parecía envolver a los presentes, creando una atmósfera de ternura y solemnidad.

Un enlace mágico con la música onubense de telón de fondo

Algunos de los momentos más emocionantes llegaron de la fusión de la Coral Polifónica de Moguer al unirse a los Soto, familia directa de la novia y todos cantantes, pudiendo interpretar obras como "Silencio del Sur" junto junto al gran José Manuel Soto, el "Aleluya" de Leonard Cohen con los hermanos Jaime y Marcos Soto, y "Antes de ti" con la maravillosa voz de Rocío Soto.

Además, la Coral estrenó una marcha dedicada especialmente para la ocasión, compuesta por el gran Manuel Marvizón, que contó con un precioso solo interpretado por la soprano moguereña y miembro de la Coral, María José González. También interpretaron piezas de gran belleza como el Sanctus de Jacob de Haan, que llenaron la basílica de emoción y solemnidad.

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