El Parque Nacional de Doñana, de belleza única y singular, ha sido escenario de múltiples manifestaciones artísticas. Siendo uno de los lugares más especiales del continente europeo, siempre atrajo todas las miradas. Declarado Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera, este espacio natural es considerado la mayor reserva ecológica de Europa, el camino de paso de las rutas migratorias de miles de aves hacia África y de vuelta al norte de Europa. Un santuario para miles de especies que descansan y se refugian en sus casi 110 mil hectáreas. 

Retrato de la Duquesa de Alba en Doñana

Y como todo espacio de gran importancia, siempre hay mitos y leyendas que le acompañan. Una de ellas, quizás la menos conocida, está relacionada con el paso del famoso pintor zaragozano, Francisco José de Goya y Lucientes, por Doñana. 

Allá por 1797, Goya fue invitado a una gran cacería en el Coto de Doña Ana (hoy Parque Nacional de Doñana) junto a otros ilustres de la corte, organizada por la duquesa de Alba, Cayetana de Silva. La duquesa, que se había quedado viuda recientemente, se encontraba en el Palacio de Doñana, propiedad del que fue su marido el duque de Medina Sidonia, José María Álvarez de Toledo. 

Durante la estancia del artista en Huelva surgieron obras importantes como Cuadernos de Sanlúcar, o el famoso retrato de la XIII Duquesa de Alba con mantilla sobre el monte bajo de Doñana, una gran obra llena de simbologías que hoy en día se exhibe en la Hispanic Society of America de Nueva York. Aquello suscitó especulaciones y habladurías sobre un supuesto romance entre la aristócrata y el pintor. 

Es así como surge una de las más curiosas cuestiones sobre Doñana, pues se dice que allí fue donde Francisco de Goya pintó sus Majas. Sí, La maja vestida y La maja desnuda de Goya, una de las obras más representativas de la historia del arte en España. 

La maja vestida y La maja desnuda de Goya

Existen muchos defensores de la teoría que afirma que las Majas son, en realidad, la Duquesa de Alba con un rostro rejuvenecido. Todo apunta a que el artista mantuvo una historia de amor con la Duquesa en Doñana y, para evitar el escándalo, retocó la cabeza de sus Majas ocultando a la verdadera protagonista. En concreto, se dice que la imagen representada sería la de Pepita Tudó, amante de Godoy, primer ministro de Carlos IV. Una historia nada descabellada si tenemos en cuenta que era el ministro quien poseía Las majas de Goya, registradas con el nombre de Gitanas en el inventario de su palacio. Los defensores constatan que, especialmente, La maja desnuda, fue pintada en Doñana, ya que no existieron más encuentros entre ellos en aquella fecha en los que pudiese haber retratado a Cayetana de Silva de aquel modo. 

Retrato del pintor Francisco de Goya

Una teoría no confirmada que a día de hoy sigue fascinando a los aficionados y críticos del arte. Sea como fuere, Doñana (Huelva) y el gran pintor Francisco de Goya permanecerán unidos para siempre a través de estas obras. 

Escultura a Francisco de Goya en Matalascañas