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Conocemos por Reservas de la Biosfera aquellos territorios cuyo objetivo es armonizar la conservación de la diversidad biológica y cultural y el desarrollo económico y social a través de la relación de las personas con la naturaleza.
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Estos territorios naturales se establecen sobre zonas ecológicamente representativas o de valor único, en ambientes terrestres, costeros y marinos, en las cuales la integración de la población humana y sus actividades con la conservación son esenciales.
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Las Reservas son también lugares de experimentación y de estudio del desarrollo sostenible. Deben cumplir tres funciones básicas: Conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas que contienen, desarrollo de las poblaciones locales, y una función logística de apoyo a la investigación, a la formación y a la comunicación.
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Huelva tiene tres Reservas de la Biosfera, como una de las provincias con más hectáreas de este tipo de terrenos especialmente protegidos.
Con la Reserva de la Biosfera Doñana se inscribe en la Red Mundial un humedal clave para las rutas migratorias de aves. A este, que es su valor más reconocido, hay que sumar otros muy significativos, como ser refugio de especies en peligro de extinción (lince ibérico y águila imperial) y contar con unos ecosistemas singulares de gran diversidad faunística.
Sus paisajes de marismas y arenales y el dinamismo que experimenta el estuario del Guadalquivir con los cambios estacionales están muy ligados a la relación ancestral entre hombre y naturaleza.
La Reserva de la Biosfera Marismas del Odiel aporta a la Red Mundial uno de los sistemas mareales más sobresalientes y productivos del mundo, que, gracias a su fuerte dinamismo, relaciona marismas, playas, pinares, lagunas, bosques y duna
Ocupa la parte final de la cuenca del río Odiel y su vegetación es rica y variada, desde la propiamente palustre, a las asociaciones de pinos, alcornoques, acebuches, mirtos, lentiscos, jaras y romeros. Esta variedad, y su alta productividad, permite que la fauna encuentre lugares acogedores para su desarrollo, contando con ejemplos tan significativos como la colonia de cría y reproducción de espátulas, flamencos y charrancitos; y con la reintroducción exitosa del águila pescadora.
La Reserva de la Biosfera Dehesas de Sierra Morena incorporó a la Red Mundial un sistema agrosilvopastoril específico de la península ibérica como es la dehesa. Este permite simultanear varios aprovechamientos: ganadería, pastoreo, pasto, agricultura, montanera, ramoneo, caza y agroturismo. De esta forma, da lugar a una forma de vida muy arraigada que expresa perfectamente la filosofía de las Reservas de la Biosfera: trabajar por buscar una simbiosis positiva entre los recursos naturales y el manejo humano.
Estas actividades derivadas de la dehesa han funcionado como el soporte de la economía de la reserva, donde se están impulsando medidas de revitalización de sus producciones, como los derivados del cerdo ibérico, los licores, los aceites, los vinos y una repostería que tiene en las castañas su componente esencial. A
este sector productivo hay que unir el turístico, con una oferta de calidad vinculada sobre todo a la actividad cinegética.