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Entre dehesas y a solo a seis kilómetros de Zalamea la Real, encontramos la aldea del Membrillo Alto, donde nos reciben sus ocho habitantes.
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A menos de dos kilómetros de la aldea encontramos las ruinas del Membrillo Bajo, aldea vecina que en 1937, plena guerra civil, fue masacrada y destruida por un grupo de milicianos falangistas.
En 1937 la aldea del Membrillo Bajo fue borrada del mapa, incendiada y bombardeada por un grupo de milicianos de Falange y miembros del Ejército por una disputa de tierras. Muy pocos escaparon de la masacre.
Un vecino de Membrillo Alto nos cuenta como su padre, de Membrillo Bajo, se salvó gracias a un salvoconducto laboral pero asesinaron a toda su familia, quedando él solo con vida.
Al no haber ningún comercio que abastezca a los vecinos, varias veces en semana reciben la visita de comerciantes ofreciéndoles pan, fruta y pescado.
Situada en una pequeña capilla al lado de la iglesia donde parece que el tiempo ha sido encapsulado. Cuentan los vecinos que fueron necesarios siete kilos de alfileres para la realización del altar.
La agricultura, la ganadería y la minería han sido los motores económicos de la aldea.
El alcalde pedáneo, minero de profesión, comenzó a trabajar con 18 años en Riotinto, donde pudo volver tras su reapertura en 2015 y posteriormente jubilarse.
Utilizado para recoger al ganado durante la noche.
Naturales de Gil Márquez y de Huelva capital, viven de manera permanente desde hace catorce años en el Membrillo.
Algunos vecinos disponen de animales para su autoconsumo.
Esta vía era utilizada por los habitantes de la aldea para llegar hasta la fuente que los suministraba de agua potable.
Abastecía de agua a los vecinos de el Membrillo. Actualmente tienen como objetivo su restauración y puesta en funcionamiento.
Desde hace años no se ofrece misa en el Membrillo Alto, solo se utiliza la iglesia para ocasiones especiales que requieran los vecinos.
Todos los jueves y viernes acuden a la aldea un médico y un enfermero para asistir a los vecinos que lo necesiten. Al día siguiente de su visita, acude el farmacéutico para suministrarles la medicación recetada.
En la pared del bar nos encontramos fotografías de algunos de los vecinos que han sido mayordomos en las fiestas patronales de la aldea.
Azulejo situado en una de las calles de la aldea.
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