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"¡Ay, Carmela!" de Pepón Nieto y María Adánez llega al Gran Teatro

"¡Ay, Carmela!" de Pepón Nieto y María Adámez llega al Gran Teatro

"¡Ay, Carmela!" de Pepón Nieto y María Adámez llega al Gran Teatro

Los conocidos actores Pepón Nieto y María Adánez aterrizan este fin de semana en el Gran Teatro de Huelva capital para interpretar la famosa obra teatral del dramaturgo José Sanchis Sinisterra "¡Ay, Carmela!".

La pareja de actores ofrecerá dos pases teatrales en Huelva mañana sábado 11 de marzo a las 21:00 horas y al día siguiente, domingo 12, a las 19:00 horas. Unas entradas que aún se pueden adquirir a través de este enlace por un precio de las diferentes butacas y secciones que oscilan entre los 20 y los 30 euros.

Nieto y Adámez interpretarán magistralmente a Paulino y Carmela, una versión de esta tragicomedia del director José Carlos Plaza.

"¡Ay, Carmela!", de José Carlos Plaza "¡Ay, Carmela!", de José Carlos Plaza

"¡Ay, Carmela!", de José Carlos Plaza

Sinopsis de la obra

"Carmela vuelve una y otra vez. Vuelve su recuerdo contra el olvido. La evocamos para que su espíritu no se pierda en el cómodo mundo de la indiferencia. Vuelve a alertarnos, a gritarnos con su presencia que el huevo de la serpiente, que siempre ha estado ahí, se está rompiendo.

Nuestro sueño de un mundo de tolerancia, de comprensión, de permisividad hacia lo diferente, de igualdad, de solidaridad, de justicia social se va resquebrajando y el mundo fascista de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez avanza tan incompresible como imparablemente. Carmela es nuestra memoria y nuestra culpa como lo es de El Paulino , el cagón. ¿A quién nos recordará? 

Pero ahí está Carmela con su verdad, su vitalismo, su pasión y su valentía. Carmela: ejemplo de amor hacía la vida y hacia los demás, valores que está dentro del alma de las buenas personas. Carmela: reivindicación de la bondad tan denostada en estos días.

Carmela es divertida, brillante y descarada. Pura raíz, pura sangre. No piensa mucho, convive con los que la rodean, siente y padece. Un ser sin cultura, sin sofisticaciones, sin prejuicios que es carne viva, sensible al dolor de los demás. 

Y Carmela se sacrifica porque no puede vivir en un mundo podrido. 

Y nosotros cogemos aire con la mayor alegría y profundidad posibles para volver a suspirar: !Ay, Carmela!"