"Los tiburones más peligrosos se encuentran en la mente"
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El 28 veces campeón del mundo en largas distancias enseña ahora su experiencia mediante conferencias
Durante años las hazañas de David Meca (Sabadell, 1974) llenaron las portadas de los periódicos y abrieron los informativos de radio y televisión. Cualquier reto parecía al alcance de un hombre cuya mentalidad indestructible le llevó a completar hitos tales como unir a nado la isla de Alcatraz con la bahía de San Francisco con grilletes en los pies, nadar de manera ininterrumpida desde Alicante hasta Ibiza -uniendo la Península Ibérica con las Islas Baleares-, remontar el Guadalquivir desde su desembocadura hasta Sevilla o cruzar varias veces el Estrecho de Gibraltar (logro que volvió a repetir el pasado 4 de enero a los 42 años). Ahora, el nadador catalán comparte las experiencias forjadas en una vida dedicada al deporte para inspirar a jóvenes que se inician en la práctica deportiva o incluso a ejecutivos del mundo empresarial. "El límite se lo pone cada uno", asegura un hombre que ha exprimido al máximo su cuerpo para alcanzar sus sueños.
-Poca gente sabe que usted empezó a nadar casi por obligación para mejorar su salud.
-Sí, realmente fue por prescripción médica, porque con cinco años tenía muchos problemas físicos: pies planos, rodillas torcidas y botas ortopédicas. Por consejo de los doctores me obligaron mis padres a iniciarme en la natación. No me gustaba demasiado pero me fueron convenciendo para que siguiera.
-¿Sufría cuando tenía que entrenarse?
-¿A quién le gusta levantarse a las cinco de la mañana para ir a nadar? ¿O cruzarse el Atlántico y el Mediterráneo? Es difícil que te guste. Al final sí, se ha convertido en mi pasión, pero al principio no fue fácil.
-¿Considera que nació con habilidades especiales para este deporte?
-En absoluto. Un campeón del mundo, un deportista de élite o en definitiva una persona de éxito, ya sea en el mundo laboral o en el deportivo, se hace, no se nace. Con constancia, entrega, lucha y sacrificio. Pero sobre todo con ilusión y pasión por todo lo que hagas.
-Una carrera tan longeva como la suya requiere de mucho tesón. ¿Cuál es el secreto?
-Ilusión y pasión es la receta. Pero para cualquier cosa en la vida, no sólo el deporte, para luchar contra una enfermedad o afrontar cualquier adversidad, y también para marcarte un objetivo deportivo.
-¿Qué le ha enseñado el deporte de la natación?
-El deporte me ha hecho luchador, a pesar de ser una persona que ha tenido que luchar en escenarios difíciles. Pero esos valores del trabajo en equipo, de marcarte objetivos, los aprendemos los deportistas desde jovencitos y te ayudan bastante. Yo creo que todo el mundo debería ser deportista de niño, y luego ya cada uno que decida si sigue o no, pero esos valores es muy bonito aprenderlos de joven.
-¿Cómo se prepara un reto como el de cruzar el Estrecho de Gibraltar que llevó a cabo hace menos de un mes?
-Son muchos años. Ese tipo de retos no se preparan realmente en un año. Yo desde los cinco años he estado entrenando y no hay más secreto que ese, ponerle horas y mucho esfuerzo, sacrificar otras cosas. Todo es la mente, porque aunque estés físicamente fuerte, si he conseguido tanto retos en mi trayectoria ha sido porque había ilusión. Los tiburones más peligrosos no están en el agua, se encuentran en la mente y eso es lo que tenemos que afrontar.
-¿Cómo se sobrepone a la tentación de abandonar cuando el sufrimiento es ya extremo?
-Ante todos esos pensamientos negativos que siempre te pasan por la cabeza, siempre hay algo que te hacer seguir. Llámalo orgullo, amor propio, el no querer defraudar. Si tú fracasas, fracasa todo el equipo y es algo que no te puedes permitir.
-¿Cree que ha alcanzado el límite físico de su cuerpo?
-Yo creo que podría llegar a muchísimo más. Si controlara los vómitos, todas esas cosas malas que te surgen durante una prueba, podría llegar incluso más lejos. El límite se lo pone cada uno en su cabeza, hasta dónde quiere llegar.
-¿Cuál fue el reto que más ilusión le hizo completar?
-Yo creo que fue el cruzar desde la península a Baleares. Era el récord del mundo de distancia, 130 kilómetros nadando sin parar, desde Alicante hasta Ibiza. Y sobre todo porque era un 5 de enero, te puedes imaginar el frío que hacía. Fue muy duro, pero la verdad es que fue precioso. Era un reto en el que puse mucha ilusión, de ahí que no abandonara en mitad de la noche, cuando todo el mundo pensaba que era lo más lógico.
-¿Le quedan metas que alcanzar en el deporte?
-Después de ganar 28 campeonatos mundiales, me retiré con la última medalla. Pero sigo nadando mañana y tarde, simplemente por sentirme bien y por estar sano. El día de mañana, ojalá llegue a los 80 ó 90 y pueda seguir cruzando el Estrecho de Gibraltar, pero ya será como hobby y por demostrar que en la vida nunca se está mayor.
El 'método swim', una filosofía para el deporte y la vida
David Meca siempre fue mucho más que un simple deportista. Las hazañas protagonizadas durante años por el nadador sabadellense le convirtieron en un personaje reconocido en todo el país y el nadador compaginó entonces sus logros deportivos con otras muchas actividades en el mundo de la comunicación y del asesoramiento empresarial. Ese legado que Meca trata ahora de inculcar en sus conferencias lo recoge el método swim, la aplicación de su experiencia como nadador profesional al mundo empresarial. El deportista intenta en sus ponencias trasladar un caso de éxito y superación personal a la vida diaria en organizaciones e instituciones. Meca aboga en sus ponencias por entrenar la ilusión, la motivación y la felicidad de los trabajadores porque, según él mismo asegura, "cualquier empresa está en continuo movimiento, previniendo amenazas, fuertes corrientes, peligrosos tiburones, y ha de ser capaz de subsistir en el entorno y seguir creciendo".
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