"Él no querría vernos llorar"
motociclismo
El equipo de Simoncelli no correrá en Valencia y su madre destaca su espíritu alegre
La muerte de Marco Simoncelli acapara desde el domingo la atención en Italia, un país loco por el motociclismo que siente que ha perdido a una estrella.
El cadáver del piloto transalpino voló ayer desde Malasia a su país, después de que se le realizase la autopsia en un hospital público ante la insistencia en la urgencia por parte de la Embajada italiana. La causa exacta del fallecimiento todavía se desconoce. El desencadenante y el curso exacto de los hechos tampoco han sido todavía aclarados y los análisis aún continúan.
El padre de Simoncelli, Paolo, y su novia, Kate, fueron testigos directos del accidente. Inmediatamente después de la noticia, familiares y amigos de Simoncelli se reunieron en la casa del piloto en Coriano. Según medios italianos, su madre, Rosella, dijo: "Marco no querría vernos llorar". No iba eso con la forma de ser de un espíritu alegre al que le gustaba vivir y correr al límite. Sin embargo, su equipo, el Honda Gresini, ya ha anunciado que no participará en el Gran Premio de Valencia (el próximo 6 de noviembre), la última cita del Mundial, ni en la categoría de MotoGP ni en Moto2.
Deportistas y dirigentes elogiaron a Simoncelli como un gran piloto y un hombre simpático, mientras que los diarios italianos dedicaban ayer numerosas páginas al piloto del equipo Gresini-Honda. La Gazzetta dello Sport, por ejemplo, dejó su tradicional color rosa y en blanco y negro tituló "Addio Sic" junto con una foto en su moto con el número 58. También Il Corriere dello Sport alabó al piloto titulando en portada con grandes letras: "Ciao, grande Marco". Tampoco faltaron las muestras espontáneas como las de sus paisanos en Coriano (donde residía) y en Cattolica (localidad en la que nació), donde los aficionados montaron altares en homenaje a su ídolo.
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