¿Un español en una final de velocidad?

Bruno Hortelano, durante su serie clasificatoria de los 200 metros.
Bruno Hortelano, durante su serie clasificatoria de los 200 metros.
José Antonio Diego (Efe) Río

17 de agosto 2016 - 05:02

A lo largo de la historia miles de velocistas españoles han soñado alguna vez con alcanzar una final olímpica, pero ninguno lo ha conseguido hasta la fecha, ni siquiera a las semifinales. Bruno Hortelano, la nueva sensación de los sprinters de raza blanca, podría conseguirlo en 200 metros.

Su marca de 20.12 ha sido la segunda mejor de la primera ronda. Sólo el canadiense Andre de Grasse, ganador de la décima y última serie con 20.09, fue más rápido que el español, que se permitió batir los tiempos de Usain Bolt y de Justin Gatlin, los dos favoritos. Y sin embargo, no pierde la cabeza en ningún momento. "El récord ha salido solo", precisó. Sin proponérselo, como consecuencia necesaria de un trabajo concienzudo y bien hecho.

Dos semanas antes de viajar a Río, Bruno tenía su carrera bien almacenada en la cabeza, la había visualizado una y otra vez porque conocía la pista azul del estadio de Engenhao desde hacía dos meses, cuando consiguió la plata en los Iberoamericanos y, de paso, la mínima para participar en los Juegos (20.48).

Este lunes, vísperas de su entrada en acción, no compareció en la rueda de prensa que el COI organiza en la Villa Olímpica. La explicación: "Se ha ido al estadio a visualizar la carrera".

Las imágenes de su archivo mental presentan una carrera singular en la que corre sólo, sin rivales, según reveló. Hasta ahí no podía llegar su capacidad premonitoria, pues el reparto se produce solo unos días antes de la competición. "No veo a los atletas, me veo sólo en la pista y salió exactamente como buscaba", aclaró en la zona mixta del estadio.

Correr por la calle ocho comporta una pequeña ventaja en el 200. La curva es la más amplia y permite ganar una velocidad más alta sin peligro de salirse del carril, un fallo que acarrea la descalificación, pero también un grave inconveniente, al no tener referencia visual de los rivales.

Ahora Bruno confía en que su buena marca le otorgue una buena calle hoy en las semifinales, pero seguirá sin pensar un sólo segundo en otro récord de España, ni en bajar de los 20 segundos. Controlar su carrera, ése es el objetivo primordial, porque de ese modo, asegura, "la marca sale sola", de modo que, cuando regrese a la pista, no pensará en la final, sino en "darlo todo otra vez".

En su debut olímpico, ganando la segunda serie con nuevo récord de España por tercera vez (20.12) por delante del jamaicano Yohan Blake, campeón mundial de 100 en 2011, el plusmarquista español desembocó segundo en la recta y mantuvo el ritmo hasta el final, en tanto que Blake pareció relajarse en los últimos metros al comprobar que tenía garantizado el pase.

La final olímpica sigue siendo un sueño, no sólo para Bruno, sino también para todos los aficionados españoles, pero el reto sigue siendo sumamente complicado. Su marca le sitúa 17º en el ranking mundial del año, y a la final sólo pasan ocho.

Bruno ha cumplido ya en estos Juegos y nadie podrá reprocharle nada si cae en semifinales, como dicta la lógica. Ahora sí, si bajara de los 20 segundos, sería el décimo europeo que lo consigue en la historia del atletismo.

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