El Club Voley Aguas de Huelva, la "gran familia" que paseó por primera vez el nombre de la ciudad por Europa

El equipo dirigido por May Benabat fue el primer club deportivo onubense en clasificarse para competiciones europeas

Un partido del Club Voley Aguas de Huelva.
Un partido del Club Voley Aguas de Huelva. / Alberto Domínguez

En tiempos tan convulsos para el deporte onubense, donde los descensos se suceden y los éxitos caen a cuentagotas, resulta difícil no mirar atrás y recordar con nostalgia aquellos años donde Huelva estaba en la cumbre. Decía Jorge Manrique que "cualquier tiempo pasado fue mejor", algo que en el voleibol se cumple a rajatabla.

Ha pasado casi tres décadas desde que el primer club onubense compitió en Europa. Lo que ahora hace regularmente el Club Bádminton IES La Orden, nadie lo había hecho en todo el siglo XX. Hasta que llegó el Club Voley Aguas de Huelva.

En una ciudad donde mandaba el fútbol y el baloncesto, el voleibol irrumpió con fuerza para quedarse entre finales de los ochenta y los años noventa. Su principal valedor, José María Benabat Arroyo, conocido popularmente como May Benabat, recuerda con cariño aquellos partidos en la Ciudad Deportiva: "Se ponía hasta las trancas, con gente en la calle para ver nuestros partidos. Era un espectáculo. Y lo que ocurría, que era una simbiosis perfecta entre los aficionados al deporte, no al deporte del voleibol en concreto, sino al deporte, a nuestro equipo, a la Ciudad Deportiva, era un evento que el domingo por la mañana no había muchas cosas en Huelva que ver en aquel tiempo que congregara a tantas personas".

Un partido del CV Aguas de Huelva.
Un partido del CV Aguas de Huelva. / Espínola

Pero no fue un camino fácil. Para llegar a ese punto hubo que dar muchísimos pasos que se iniciaron a través de personas que pusieron la primera piedra para construir lo que años más tarde se acabaría convirtiendo en un club de referencia y una de las mejores canteras de España.

De la escuela de Juan Rogelio Pardavila Guijarro, uno de los primeros captadores de jugadores de voleibol, May destaca a Paquita Conde como una de las personas que cambió el voleibol en Huelva para siempre: "Fue la primera entrenadora que vino ya con método científico, con planificación del trabajo, cómo se debía de trabajar en cada uno de los periodos, las pretemporadas, los ciclos competitivos, cómo se debía de preparar un equipo que competía a un cierto nivel. Y fue un choque tremendo. Primero porque era mujer dirigiendo un equipo de chicos. Imagínate. Y por eso te digo que creo sinceramente que el voleibol de Huelva, el deporte de Huelva, le debe un reconocimiento a esta mujer que fue pionera en ese periodo. En una Huelva de aquel tiempo que una mujer viniera con un título universitario, que entrenara un equipo de voleibol de chicos y además con métodos modernos, con métodos científicos. Trajo la modernidad al voleibol a Huelva en aquel tiempo. Y es una mujer que el voleibol de Huelva no le ha reconocido ese paso, esa transformación".

De hecho, Benabat detalla una anécdota de Paquita Conde con Sixto Jiménez, quien acabaría siendo uno de los jugadores más destacados de la Selección Española de voleibol, llegando incluso a ser seleccionador del combinado nacional de voley playa: "Hay que decir en honor a la verdad que quien empieza el trabajo con Sixto Jiménez es Paquita. Yo recuerdo que Sixto Jiménez no era capaz de levantar los pies del suelo, no tenía abdominales. Curra lo pone a pegar balonazos contra la pared y sale un gran jugador con una técnica extraordinaria".

Tal fue el avance que impulsaron personas como Paquita Conde o Pepe Tierra, otro de los grandes referentes del deporte en Huelva, que se empezó a originar una camada de jugadores que llevarían a Huelva a lo más alto. Primero a través del Veracruz, quien se clasificó para Europa pero no pudo competir por motivos económicos, y luego con el Club Voley Aguas de Huelva, una escisión del Veracruz.

Pepe Delgado, Óscar Villegas, Rubén Barba, o los hermanos Lobato fueron claros ejemplos. Uno de ellos, Diego, que da nombre al polideportivo del barrio de La Orden, falleció en un accidente de circulación. Un duro golpe que sirvió como motivamente para el ascenso de categoría con el Universidad de Huelva: "En los tiempos muertos no hablábamos de estrategia. Decíamos, por Diego. Tú sabías que iban a darlo todo. Ese campeonato terminamos llorando. ¿Quién ganó el Campeonato? Yo creo que Diego", relata emocionado.

Una temporada para el recuerdo

De aquella magnífica selección de jugadores son varios los que continúan vinculados de una forma u otra al voleibol en la ciudad. Uno de ellos es Óscar Villegas (Huelva, 1973), quien coordina el deporte en el Ayuntamiento de Aljaraque y dirige al equipo de la localidad.

"La mayoría éramos de Huelva, lo único que completamos un poco lo que es la plantilla con gente de fuera, con extranjeros como Milcho Milanov o Danny Pointe. Había un grupito de una generación que éramos aquí. Eso no es un trabajo de un año para otro, sino de muchos años", cuenta.

Fueron varias las temporadas en División de Honor, la máxima categoría del voleibol nacional. Año tras año se repetía la proeza de mantenerse... hasta que un año se optó por cotas más altas. En la 97/98, el club finalizó en cuarta posición, clasificando a un equipo de la provincia por primera vez para competiciones europeas.

Plantilla del CV Aguas de Huelva.
Plantilla del CV Aguas de Huelva. / Alberto Domínguez

Una de las claves, el fortín que se hizo de la Ciudad Deportiva. Allí cayeron todos. "Aquí ha perdido el Unicaja, ha perdido el Real Madrid, ha perdido el Guaguas, el Cajasoria cuando estaba arriba. Aquí en la Ciudad Deportiva ha perdido todo el mundo. Los equipos grandes se hacían pequeños. Después era una cancha reducida, que a nosotros nos favorecía porque entrenábamos ahí y la conocíamos cada milímetro", rememora Benabat.

Pero como todo entrenador, necesita a alguien que sea su extensión en la cancha. Ese era Milcho Milanov. Un búlgaro de más de dos metros de altura con experiencia internacional que se ganó en poco tiempo el corazón de todos: "Milcho entiende rápidamente lo que somos, una familia, y se integra perfectamente en la familia. Yo le explico que los he tenido a la mayoría desde infantiles, que han crecido conmigo, que yo puedo hacer esto y lo otro, y él entiende por su educación de país del Este, por su experiencia dentro de los equipos", indica Benabat.

El propio Milanov recuerda a este diario cómo fue su llegada a Huelva: "Yo era el primero que iba a cobrar un contrato profesional. Nada más de bajar del avión, del aeropuerto, pues ya me recibieron y todo el equipo estaba esperándome en el autobús. Me recibieron como uno de los suyos".

Milanov remata un balón.
Milanov remata un balón. / Espínola

Su experiencia le convirtió, pese a ser un recién llegado, en uno de los líderes del equipo. Mientras que Villegas lo califica como "el entrenador en el campo", para Benabat era "todo lo que un entrenador quiere tener, era la prolongación de tu pensamiento y de tu estrategia en el campo. Cuando José Luis se desconcentraba, le ponía la mano, que con la mano le tapaba toda la cabeza, le hacía así, y otra vez lo traía", cuenta entre risas.

Todos completaron una campaña histórica que les llevó a viajar por el viejo continente. Aunque inicialmente el club estaba encuadrado en un grupo de cuatro, la retirada de dos de los equipos le dejó en un mano a mano con el Innsbrucker austríaco, al que doblegó en sendos partidos, clasificándose para la siguiente ronda.

El destino hizo que el Peikot Salo finlandés se cruzara en su camino. Un viaje eterno donde en palabras de Óscar Villegas "hacía -20 grados" y en una semana en la que el equipo solo pudo hacer un entrenamiento: "Jugamos el miércoles en Finlandia y el domingo en Andorra. Nosotros hicimos en esa semana un entrenamiento. Coges un vuelo regular a Barcelona, que es al día siguiente. Llegas a Barcelona, te desplazas a Andorra. Llegas al hotel. Haces un entrenamiento de preparación. Y otra vez el domingo a competir". Una odisea. Pero eran otros tiempos.

El momento culmen del voleibol onubense

Nuevamente, el cuadro onubense logró la victoria por sendos 3-1. Un resultado que metía al CV Aguas de Huelva en cuartos de final y con licencia para soñar. Sin embargo, esperaba Lube Banca Macerata. Uno de los equipos más potentes del mundo y que se acabaría proclamando campeón.

"Éramos un equipo muy humilde y muy trabajador, y la verdad es que a veces nos salían cosas que ni nosotros nos esperábamos. Estos equipos normalmente van crecidos cuando se enfrentan con un equipo como nosotros y yo siempre he pensado que podíamos dar la sorpresa. Lo que pasa es que al final tenían mucho más presupuesto que vosotros, se notó. Hombre, este equipo ya tenía a sus extranjeros en su sitio y ya tenían mucha experiencia", rememora Milcho.

Pointe, Rubén Barba y Lobato, durante el partido ante el Banca Macerata.
Pointe, Rubén Barba y Lobato, durante el partido ante el Banca Macerata. / Espínola

Para Óscar Villegas la papeleta tampoco era nada sencilla. "Jugamos el partido allí primero, y nos ganaron 3-0. Italia es la mejor liga del mundo, y pagan buenos sueldos". La vuelta se jugó en un Andrés Estrada completamente volcado. Un ambiente "inolvidable" que aún permanece en la retina de aquellos que lo vivieron. Con la esperanza de una remontada a todas luces improbable, cuando Lube Banca Macerata gana el primer juego "yo me levanto, voy a su banquillo y le doy la mano reconociendo su superioridad. Entiendo que el entrenador italiano me dice que esta gente son tíos de honor y vamos a bajar el pistón. Los cabrones no bajan el pistón. Después, con el tiempo, reconozco que fue el mayor acto de respeto", confiesa May.

Aquella eliminatoria fue, a su vez, el principio del fin. A partir de ahí comenzó una desescalada que se inició con el descenso y continuó hasta la desaparición del club una década más tarde. La aventura política en la que se involucró Benabat no fue más que la gota que colmó el vaso para que el voleibol perdiera definitivamente fuerza en la ciudad: "Cuando él se fue, empezó ya el declive. Y ya después, un entrenador, otro, otro. No es lo mismo, como con entrenadores de aquí, que quieren al equipo como si fuera suyo. Y al final, ya desapareció el equipo, las ayudas, y hasta el día de hoy", apostilla Villegas.

No obstante, de aquel equipo no solo salió una plantilla de magníficos jugadores, sino una "familia" que a día de hoy sigue manteniendo el contacto. "Nunca he tenido tanto cariño como lo he tenido yo y entonces siempre y cuando puedo vuelvo a Huelva. Nos organizamos prácticamente cada año, cada dos años como mucho, porque claro, ya cada uno está en un sitio. Yo ahora mismo estoy trabajando en Bilbao y siempre y cuando puedo nos juntamos allí, hacemos la comida, nos recordamos viejos tiempos y nos pasamos como chavales igual que antes", finaliza Milcho.

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