Antonio Cruzado, una vida dedicada al piragüismo: "En octubre de 2026 voy al Mundial de Argentina"
A sus 76 años, no deja de remar y cada día asiste al Club Abedul, de Aljaraque, y termino "sin ningún dolor"
Fue portador de la antorcha olímpica en 1966, "quería hacerlo por Huelva porque me pertenecía y cogí la antorcha al de Sevilla"
Hace ya 60 años, Antonio Cruzado Díaz empezó a remar. Siempre le gustaron los deportes de agua y se decantó por el piragüismo. Lo practicaba junto a Jesús Bravo, su entrenador. "Empezamos enfrente del Colombino, había un club náutico y allí estuvimos un tiempo hasta que desapareció y nos fuimos al Balneario de La Cinta, que hoy en día es el Club Marítimo de Huelva", narra a este diario.
Hubo un alto en el camino, "me casé y estuve un tiempo desligado un poquillo del piragüismo". Pero... Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña. "Un compañero mío, Antonio Rodríguez Silván, -una vez desaparecido el piragüismo en Huelva-, me dijo ¿por qué no fundamos un club nosotros"? No se lo pensó. "Fundamos un club en la carretera del Espigón, nada más se sale del puente, una caseta de chapa hicimos y ahí estuvimos un tiempo". Esos fueron los inicios del Club Abedul.
Sus caminos se separaron aunque ambos siguieron ligados al mundo de la piragua. Antonio continuó su andadura con el Abedul porque "mi hijo ya empezó a ir a las piraguas" y así se mantiene viva la entidad aunque "ya no competía". Aun así siempre tuvo el gusanillo "siempre he estado ligado, me montaba en la piragua pero no competía".
Con unos 40 años volvió a coger los remos y "hasta la fecha". Desde 2012 comparte su día a día con el Club Abedul del que forman parte "unos 80 deportistas aproximadamente y estamos muy bien". Una entidad de la que su hijo es presidente porque "yo ya no quiero saber nada, te toca hacer de todo, arreglar las piraguas, esto y lo otro, yo ya no quiero saber más nada", repite. Ahora toca disfrutar, "yo quiero ir a montarme en piragua y disfrutar, se hicieron cargo de la directiva y todo está funcionando muy bien, estamos muy bien en el club", apunta.
Unos 150 trofeos en las vitrinas
"Yo qué sé, tengo 150 trofeos", cuenta con alegría y orgullo. Antonio tiene mil y un ejemplos que poner, pero destaca que "medallas de España tengo 41, tengo 41 pódiums nacionales, tengo ocho de mundiales y nueve de europeos, y de Andalucía tengo… 70 u 80". Tiene vivencias para escribir un libro si quisiera, y escucharlo es un verdadero placer. Recuerda todo al detalle, todo lo que el piragüismo le ha regalado.
"He sido campeón del mundo en 2014, en Piestany (Eslovaquia), con un compañero de Salamanca y he sido subcampeón en K1; he sido subcampeón del mundo un par de veces". En China, narra, "me quedé con la plata. Es un país muy bonito; estuve allí, que es lo más importante". La primera medalla mundial la consiguió en Bañolas y "quedé subcampeón en K2". Ha recorrido el globo.
El próximo verano irá a Rumanía, donde se celebrará el Campeonato de Europa y, ya en octubre, volverá a hacer la maleta para ir al Campeonato del Mundo en Argentina. "Yo no pensaba ir porque está muy lejos y no va mucha gente". Irá acompañado de su mujer y otros compañeros "a conocer aquello", dice.
"Ya me han dejado por imposible", expresa entre risas al ser preguntado por qué piensa su familia sobre que continúe remando a su edad. "Cuando ya tenga nietos, ya me jubilo; cuando tenga nietos… Ya tengo nietos con 14 años y sigo remando porque, ¿yo en casa qué hago?". Antonio manifiesta que, tras su jubilación -después de una vida dedicada a exportar marisco a Estados Unidos y a regentar un estanco-, "si uno está en casa aburrido, vienen los dolores".
El piragüismo le da vida. "Me levanto encorbaito, con un dolor de espalda… Me tomo el café y a las 10:00 me monto en la piragua y se me quita todo, ni un dolor", apunta. "Eso me da vida, no es otra cosa. Mientras me encuentre bien y mientras esté, para adelante".
Portador de la antorcha olímpica
Cuando va a los campeonatos ya es un viejo conocido y le dicen "no te pierdes ni una, estás en todos lados y yo les digo, cuando no me veas venir di ¡uh!", narra. Tras tantos años, ha vivido muchos momentos muy bonitos y resalta cuando fue portador de la antorcha olímpica, "fui el que cogí la antorcha en el límite de la provincia".
En Huelva se hizo una prueba clasificatoria para los Juegos Olímpicos de México 1968, "había una prueba de 1000 metros en la Ciudad Deportiva y yo hice el mejor tiempo, quería hacerlo por Huelva porque me pertenecía y cogí la antorcha al de Sevilla" en 1966. Antonio puede presumir de tener en su casa "dos antorchas, una que me cogí en el recorrido y otra que me dieron en La Rábida para estar por la noche velando la llama olímpica".
Una gran cantidad de recuerdos que también ha tenido la suerte de vivir con sus hijos porque Iván y Anabel han sido medallistas y "para mí es lo más grande".
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