La situación es peliaguda, altamente preocupante. No sólo por la situación en la tabla, en puestos de descenso, sino por la trayectoria de los últimos partidos, que dan para vestirse de héroe a todo aquel que enseñe optimismo. Principalmente porque el Cartaya ha ganado solo dos partidos fuera y la última victoria data del 15 de enero, en Ceuta. Por el camino, desde ese día, el equipo se ha ido dejando puntos a chorreo al mismo tiempo que su credibilidad como visitante.

El caso es que quedan cinco jornadas para el final y tal cual la cuestión, es posible que el Cartaya precise ganar al menos tres partidos en lo que resta. Apuntar en que una trayectoria de cinco nunca ha hecho eso hasta llegar a este punto. Luego convendrán conmigo que la empresa se antoja complicada. Todo es posible en fútbol, dicen por ahí. Y a eso se agarra el subconsciente de un equipo que por muchos mensajes que ha emitido en positivo en los últimos tiempos, después nunca se han confirmado. Sobre todo en sus actuaciones lejos del municipal rojinegro.

Apuntamos lo que ganar tres partidos al menos para no tener dependencia de lo que ocurra en Segunda de Federación, clasificación en la que hay implicados hasta cuatro equipos en la parte baja que, en caso de descender todos, irían a parar al grupo Décimo, con todo lo que ello comporta.

Así las cosas, ni quedando cuarto por abajo garantizaría nada hasta que se confirme o desmienta lo que ocurra en Segunda B. De ahí la necesidad de agarrar la escapatoria para no tener que hacer cuentas y rezar.

La irregularidad es la nota que ha distinguido, desafortunadamente al Cartaya en lo que va de Liga, una competición que vive sus últimos momentos. Ahí se posa la preocupación. Porque para revertir las estadísticas, tendría que dar un giro de 180 grados.

Por otro lado, y ahí se posa otra de las cuestiones para vestir la situación de cierto optimismo, es que se citan dos decepciones en Chapín. El Cartaya, por todo lo explicado y un Xerez CD que, con 31 puntos y noveno en la tabla, no alcanza ni de lejos las previsiones iniciales. De hecho, ha triturado entrenadores en lo que va de Liga como el que tira a la papelera un papel reciclado.

En todo caso, los locales querrán resarcirse de su mala liga y mitigar un tanto el dolor que les acompaña. Y a eso tendrá que hacer frente el Cartaya. Jugar en la medida de lo posible con la ansiedad xerecista. Si va pasando el partido y ellos no marcan, seguramente el paso de los minutos se pongan a jugar a favor de los rojinegros. Para llegar a ese punto, no puede repetir de ninguna manera actuaciones anteriores. Tiene que liquidar de cuajo su exceso de vulnerabilidad.

Paco Benítez y Lolo serán baja por sanción en el Cartaya, problema mayor teniendo en cuenta lo que significan para el equipo. Espuni jugará de central, casi con toda seguridad y Juanma tendrá que recomponer el centro del campo, donde Ulloa será titular porque el equipo está pidiendo a gritos un faro en esa zona del campo.

Por lo demás, el partido depende, para el Cartaya, más de su fuerza mental que de añadidos tácticos. A veces, solo a veces, los partidos hay que ganarlos desde el corazón, poniendo el alma en el campo. Es posible que esa sea la fórmula, no desfallecer ante los contratiempos. Ahora más que nunca hace falta firmeza. Veremos la que muestra el Cartaya ante un rival que está igual de deprimido.