El Villarreal acusa el esfuerzo de la Champions
Valladolid y Villarreal no supieron ganar un partido flojo y sin ritmo, aunque el empate sin goles le sabe mucho mejor a los vallisoletanos que aguantaron media hora con diez jugadores, por expulsión de Iñaki Bea.
El Villarreal jugaba en uno de sus campos malditos. Nunca ha sido capaz de ganar en Zorrilla, pero ayer contaba con el delantero Joseba Llorente, ex jugador local e ídolo en este estadio.
Los castellonenses no estuvieron a la altura de sus mejores tardes. Al margen de las bajas, no tuvieron argumentos en banda ni capacidad de creación en el centro del campo, con dos pivotes demasiado defensivos, Eguren y Bruno.
El Villarreal se reactivó en los primeros minutos de la reanudación y suya fue la mejor ocasión en esta fase, un disparo con la zurda de Rossi que salvó Sergio Asenjo.
Los amarillos metieron una velocidad más y eso contribuyó a que el partido se revitalizara por ambas partes. Sin embargo, fue el Villarreal el que más y mejor atacó hasta que un claro penalti sobre Joseba Llorente pudo cambiar el estado del partido, ya que esta jugada llevó implícita la expulsión de Iñaki Bea. Rossi lanzó fuera y las cosas se quedaron como estaban, aunque el Valladolid, eso sí, en inferioridad numérica y con la duda de si guardar el empate o arriesgar. Mendilibar optó por lo primero, ya que sacrificó a Canobbio por un zaguero.
Los locales se abonaron claramente a la teoría de que un empate no era, en absoluto, un resultado desdeñable. Así las cosas, el partido y el balón eran ya del Villarreal, pero entonces el Valladolid sí supo lo que tenía que hacer en defensa. Se plantó atrás con orden y arañó un punto.
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