El San Roque, una torre de Babel
El conjunto lepero cuenta con jugadores de Ghana, Venezuela, Argelia, Colombia, Uruguay, Argentina y Marruecos, además de los españoles Germán Rojas es el único nacido en Lepe
En el mundo del fútbol español el CD San Roque sería un equipo normal si no fuese por circunstancias, como tener a un perro como socio oficial, un yorkshire llamado Lecquio, o la diversidad de culturas que hay en su vestuario, que también lo hacen distinto a todos de su categoría
Cuando los jugadores del equipo lepero, del grupo IV de Segunda B, se ponen a trabajar todos los días, en el césped se juntan inmigrantes del balón que proceden de Ghana, Venezuela, Argelia, Colombia, Argentina, Marruecos y Uruguay, y de los españoles hay gente también muy diversa, hasta el punto de que solo hay un jugador nacido en la localidad lepera: el capitán, Germán Rojas.
La lista concreta de gente que ha cruzado el mundo en busca de una oportunidad con el balón en Lepe la forman: Jacob Akrong (Ghana), Josmar Zambrano (Venezuela), Mustafá Azmán (Argelia) y Wilson Cuero (Colombia), Mohammed Fatau (Ghana), Sebastián Nayar (Argentina), Mohamed Chakiri Kaiouch (Marruecos), Mathias Saavedra (Uruguay) y Richard Boateng (Ghana).
Y de los españoles, también es llamativa la procedencia de Ricardo Segura (Madrid), Lulu Rodríguez y Santiago Jiménez Luque (Málaga), Borja Vera Madrid (Las Palmas de Gran Canaria), Francisco José Rodríguez (Sanlúcar de Barrameda-Cádiz) o Juan Manuel Pérez (Olivares-Sevilla).
El motivo es simple: muchos de esos jugadores son fruto de cesiones que el San Roque gestionó a toda prisa el pasado verano, cuando la situación económica del club y una deuda generada por los inversores ingleses que antes lo controlaban estuvo a punto de provocar su desaparición.
De hecho, aparte del dato de la procedencia internacional de su plantilla, también es llamativo que menos del 10 por ciento de la misma es propiedad del club, lo que ayuda a mantener su economía, pero a la vez puede desestabilizar su estructura en caso de que sus clubes propios los precisen en algún momento, como ha pasado con el central Alvaro Vega en enero, reclamado por el Recreativo de Huelva tras seis meses en Lepe.
Para estos jugadores, la adaptación no ha sido un problema, como explica el delantero uruguayo Mathias Saavedra: "Me gusta mucho la alegría de la gente de Andalucía y ya conozco casi todas las provincias y Portugal, que está muy cerca de Lepe, aunque extraño las barbacoas al estilo de Uruguay, lo que compenso con una buena paella completa o cómo sirven las tapas en los bares".
También en la delantera, el colombiano Wilson Cuero recuerda la aventura que supuso para él cruzar el Atlántico en busca de una oportunidad.
"Al principio me daba un poco de miedo, viajaba solo sin mi familia, pero sabía que tenía que hacerlo tarde o temprano y quería jugar en Europa desde siempre, aunque España es muy difícil para venir a jugar, y ahora estoy viviendo un sueño y ojalá algún día pueda jugar en Primera", explicó.
Al frente de ellos, el entrenador, Manolo Zúñiga, admite que al principio había con algunos ciertos problemas de comunicación, "pero terminamos todos hablando el idioma internacional del fútbol", destaca.
"Esta gente aprende rápido, y la conexión no es mala entre ellos, porque aprenden rápidamente el esquema de juego que queremos, y el que no se espabila pierde el sitio", señala el técnico, que añade que "aunque tácticamente al principio se perdían mucho, hasta que cogieron el punto, las pizarras o los ipad son muy útiles y sirven para que vean sobre el papel el esquema de lo que queremos hacer, por lo que el idioma no es un problema".
Con esta premisa, Zúñiga está dirigiendo una torre de Babel que está haciendo que se consiga el objetivo previsto en un principio por el San Roque de Lepe, mantener la categoría, a la espera de que vengan mejores vientos económicos para el club aurinegro.
También te puede interesar
Lo último