Los parones de Navidad casi siempre traen cambios, sobre todo cuando el panorama no se ha esclarecido del todo. Es el caso del Cartaya, que comparecerá (martes, 19:30, Luis Rodríguez Salvador) en el nuevo año con cambio en el banquillo. Juan Palma es historia y la entidad rojinegra tira de pasado reciente para enmendar una situación que preocupa sobremanera en las entrañas del Luis Rodríguez Salvador. Ya lo escribimos alguna vez; más que los resultados, que también, el dolor de cabeza se centra en la imagen, en las sensaciones, que han ido de mal en peor en los estertores de 2021.

Así pues, tiempo nuevo y vida nueva, se espera, con la llegada de Paco Amate, el entrenador que ascendió al equipo a Tercera once años después y que no se sentó desde el principio de temporada por un tema burocrático, ya solucionado. Otra cosa es que el técnico se pueda sentar en el banquillo, toda vez que, al momento de echar letras a esta previa, el acuerdo con Palma estaba lejos de solucionarse.

En todo caso, se siente o no, se espera el sello del nuevo técnico, es decir, presión alta, defensa de cuatro, protagonismo para el fútbol y líneas más cercanas unas de otras, con el fin de arropar al delantero y que le lleguen balones en condiciones. De igual modo, al margen del dibujo, se esperan cambios porque, escrutada la situación al milímetro, a Amate no le convencen muchas cosas del pasado reciente. En fin, lo típico.

No se tiene constancia de bajas sustanciales ni por pandemia ni por lesión, al menos a este punto y hora, por lo que el once estaría cercano a ser el formado por Parra, Manuel, Franci Ruiz, Joao Lobo, Novoa, Cerpa, Asuero, Lolo, Miguel Fernández, José Díaz y Wocjik.

Con respecto al Rota, ha sido al único rival al que el Cartaya le ha ganado a domicilio, y de eso ya ha llovido. Los gaditanos se recuperaron del mazazo y sin embargo el Cartaya ha ido de depresión en depresión. El caso es que el rival suma 19 puntos y ganar para ellos es ganar medio billete para la salvación. Para el Cartaya, si cabe es más importante aún al tener solo 13 puntos, por lo que perder es condenarse hasta el final al sufrimiento.

Como ven, la cita no tiene desperdicio. Y, además, con todos los alicientes posibles. Nuevo entrenador, urgencias, presuntos cambios de dibujo y de cromos y máxima expectación. Es el fútbol, que vuelve. Y esta vez lo hace sin aditivos ni conservantes. Luego el partido dirá. Por lo pronto ya hay algunos que se han quedado sin uñas esperando la cita.