Patadas, sinónimo de medallas
El taewkondo español cierra su participación con dos metales Ana Calvo fue plata tras perder ante la campeona olímpica en 2012 Joel González sumó un bronce que sabe a oro
Una plata, un bronce y un diploma olímpico: el taekwondo español cerró su participación en Río con buenas notas, aunque con una cosecha más pobre que el oro y las dos platas de Londres 2012.
Ana Calvo, subcampeona mundial, no pudo en la final con la campeona olímpica de Londres. Jade Jones revalidó el título tras imponerse por 16-7 en la final.
Por su parte, Joel González Bonilla, que en Londres fue oro pero en la categoría de menos de 58 kilos, se colgó el bronce en los 68 kilos al vencer por 4-3 al venezolano Edgar Contreras. Antes que ellos, Jesús Tortosa había quedado quinto en hasta 58.
El entrenador de Calvo se mostró feliz al hacer balance del torneo de hasta 57 kilos. "Estoy muy orgulloso de todo el trabajo que se ha hecho y de los tres atletas", dijo el entrenador, después de la final. "El oro se luchó; al final nos despistamos un poquito y ahí volvió a meter el ritmo la inglesa y ya no pudimos".
La madrileña llegó al combate decisivo después de derrotar a la tailandesa Phannapa Harnsujin por 6-5, a la iraní Kimia Alizadeh por 8-7 y a la egipcia Hedaya Wahba, tercera en el Mundial de 2015, por 1-0.
En el combate por el oro, la británica arrancó con superioridad con un 6-0 en el primer round. Calvo logró acercárse hasta un 8-7 al comenzar el tercero, pero con un final vertiginoso Jones se aseguró subir a lo más alto del podio cuatro años después.
La medallista de plata reconoció la dureza de su rival: "Empecé perdiendo, me costó la vida remontar y justo cuando lo logré me pilló arriba. Remontar de nuevo con el cansancio fue imposible para mí".
Bien distinto fue el camino de Joel González Bonilla hacia la final. Truncado por el poderoso jordano Ahmad Abughaush (que terminaría coronado con el oro), luchó por el tercer puesto y no desaprovechó la oportunidad en la búsqueda del ansiado metal.
El dos veces campeón mundial y europeo, había ganado su primer combate ante el croata Filip Grgic por 4-3. Después, venció por 7-4 al mongol Temuujin Purevjav y cayó en semifinales por 12-7 ante el jordano.
En 2013, el catalán empezó a tener problemas en la rodilla, lo que lo obligó a estar más de un año sin competir. A pesar de tener varias recaídas, decidió dejarlo todo en el tatami. "Sólo mis familiares y amigos saben lo que he sufrido el día a día", aseguró. El español se olvidó de su rodilla y se colgó otra medalla, esta vez un bronce que sabe a oro.
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