A veces es mejor no recordar el pasado porque son recuerdos que quieres borrar de tu mente a toda costa. Aunque algunos prefieren hacer lo contrario por aquello de apelar al levantamiento, en el ánimo de que no vuelva a ocurrir. El caso es que el Cartaya se mide al Espeleño y curiosamente lo hace en el mismo escenario en el que la pasada temporada los cordobeses se llevaron un partido increíble, en el Pedro Jurado, el campo de césped artificial por resiembra del estadio. Aquella tarde comenzó con repaso del Cartaya y luego vino la reacción del Espeleño, con gol fantasma de Lolo de por medio, aunque lo de fantasma se lo sacó de la manga el asistente, ya que el balón entró un metro en la portería. Aquella derrota marcó al Cartaya, hasta el punto que le determinó el camino en la Liga.

Dijo Limón hace semanas que todos los partidos para su equipo son finales y así los afronta. Después de ganar y de qué manera al Gerena a domicilio, los rojinegros se ponen de nuevo en poder armar dos triunfos seguidos. Tengo un amigo que defiende que hay partidos de siete puntos. Los tres que sumas tú, los tres que deja de sumar el contrario y la ventaja que te da el gol average. Aplicado el pensamiento de tan tamaño invento o reflexión, este partido entra en esa órbita. A saber. El Espeleño suma 22 puntos, por 21 el Cartaya y el conjunto de Limón se impuso en la primera vuelta por 1-2 en Espiel. Como ven, Es una batalla en toda regla, una especie de partido que hay que afrontar sin pestañeo, porque el que cierre un momento los ojos de puede perder mil detalles.

Manuel Juan y Juan Carlos Quero, dos entrenadores que sobreviven a la pujanza de técnicos de la nueva escuela. Y lo hacen son sabiduría, conocimiento del medio y con alta dosis de gestión de vestuarios. No solo estará la atención en el campo, también en los banquillos, porque de las decisiones que tomen ambos, puede depender el resultado final de la cita.